La
Espera
Espero tu sonrisa y espero tu
fragancia
por encima de todo, del tiempo y la distancia.
Yo no sé desde
dónde, hacia dónde, ni cuándo
regresarás... sé sólo que te estaré
esperando.
En lo alto del bosque y en lo hondo del lago,
en el minuto
alegre y en el minuto aciago,
en la función pagana y en el sagrado
rito,
en el limpio silencio y en el áspero grito.
Allí donde es más
fuerte la voz de la cascada,
allí donde está todo y allí donde no hay
nada,
en la pluma del ala y en el sol del ocaso,
yo esperaré el sonido
rítmico de tu paso.
Comprendo que de mí ya se ría la gente
al ver cómo
te espero desesperadamente.
Cuando todos los astros se apaguen en el
cielo,
cuando todos los pájaros paralicen el vuelo.
Cansados de
esperarte, ese día lejano
yo te estaré esperando todavía.
No importa:
aunque me digan todos que desvarío,
yo te espero en las ondas musicales del
río.
En la nube que llega blanca de su trayecto,
en el camino angosto
y en el camino recto.
Niño, joven o anciano, sonriendo o llorando,
en el
alba o la tarde, yo te estaré esperando.
Y si me convenciera que ese
ansiado día
no habría de llegar, también te esperaría.