Soy el viento el desmesurado, el incontenible, violento y desesperado. A veces, sólo un soplo. A veces ni eso.
Soy el que hace volar todas las cosas, convierto papeles en mariposas y hago viajar a las hojas de árboles y matorrales. Soy gaviota enmedio de un mar de gente, de animales, de edificios, de océanos y selvas.
Soy el viento. El enorme. El que siempre acaricia hasta el último rincón de este universo de cosas, y lugares, y momentos. Soy quien dibuja los móviles paisajes de arena en las dunas del desierto. Soy quien llena los mares de olas, espuma y movimiento.
Soy el músico que sopla entre las ramas las melodías fúnebres de las noches en que el sueño se apodera de la imaginación, e imito a los fantasmas y a los muertos. Sigo el curso de los días que se suceden unos a otros en rutina interminable.
Y me pesa el incansable movimiento, el ir y venir infinito de mis aires. Y me aburro, y me canso en el intento de reírme, aunque sea de vez en cuando, buscando diversión entre la gente, jugando con las hojas secas, llevándome las palabras y los ecos.
Y a veces, cuando estoy muy aburrido, entre todo aquel bullicio que recojo me divierto levantando alguna falda e, indiscreto, muestro al mundo lo que esconde.
Patricia González.
Mara
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