Letícia Thompson

Las personas evitan atravesar el puente de la indiferencia porque temen el encuentro con el propio dolor o condiciòn.

Nos imaginamos siempre jóvenes, bonitas, saludables y completas. No imaginamos las piedras, la soledad, la vejez, la invisibilidad delante de una sociedad que prefiere hacerse ciega.

Si los corazones consiguieran crear alas de vez en cuando seriamos mas abierto y receptivos, ojos y oidos mas atentos y brazos mas largos .

Evitamos los caminos pedregosos, evitamos las situaciones imposibles y las làgrimas ajenas. Pensamos que no somos responsables por los males de la sociedad y por esa misma razòn no debemos envolvernos. Nunca nos vemos de este lado del puente donde las carencias existen y no nos pasa por la cabeza que lo que nos separa un lado de otro es tan ìnfimo, tan frágil y tan delicado.

Colocarse en el lugar de otro ofrece menos que estar en el propio, por eso no queremos atravesar esa linea!...

Si lo hicieramos habria menos soledad, mas comprensiòn, menos suicidios, mas esperanzas, menos marginalizaciòn, y una posibilidad mayor que un dia si acaso estemos alli, por las contrariedades de la vida, en el otro lado, habria una mano extendida hacia nuestra direcciòn.

Mara