VERONICA FRANCO
Nace en Venecia en el año 1546. Su padre Francesco Franco, pertenecía a una familia de la clase de los "cittadini originari" (una especie de clase social entre la aristocracia y la plebe) y su madre Paola Fracassa, también ella cortesana famosa, que la inició en el arte de utilizar sus propios dotes naturales para contraer un matrimonio financieramente favorable. Veronica se casó a los dieciocho años con un médico adinerado Paolo Panizza pero el matrimonio terminó mal. Tras este fracaso, para cubrir sus gastos se convirtió, a sus veinte años, en una cortesana de alto rango inscribiéndose en el clandestino “Catálogo de todas las principales y más honradas cortesanas de Venecia”, en el que figuraba su nombre, dirección y tarifas aplicables, así como el nombre de su madre como destinataria oficial de los ingresos generados.
La poetisa supo consolidar muy pronto su fama de "cortesana honesta", de mujer bella, fascinante y capaz de expresar sus opiniones y sus intereses culturales dentro de la sociedad en la que vivía y en la que ejercía su profesión, la que nunca escondió ni negó practicar. Esta actitud es la que da origen a que esta particular escritora sea un "caso" literario. Llevar una vida "honrada" y una condición de cortesana "honesta" y respetable es la que le abre las puertas ante el mundo de las letras y de la poesía. A lo largo de su vida cultiva grandes amistades que le proporcionan riqueza y protección. Preferiblemente sus amantes eran elegidos en base a su clase social, dinero, educación y sobre todo cultura, de la que ella se aprovechaba cuanto podía.
Una de las amistades más importantes y determinantes en la vida de la poetisa fue la que mantuvo durante años con Domenico Venier, famoso petrarquista que fue su protector y gracias al cual sus Terze Rime vieron la luz contribuyendo de forma decisiva a la fama literaria de Verónica. Uno de los sobrinos de éste, Marco Venier, poeta y hombre político influyente en Venecia, fue su amante preferido y otro sobrino del mismo, Maffio Venier, fue su mayor enemigo.
La fama de Verónica como cortesana y como mujer de gran cultura, llega también al extranjero y el momento más importante es en Julio de 1574, cuando el joven Enrique III de Francia visita Venecia y pide pasar una noche de amor con ella. Su casa empezó a ser un punto de encuentro de músicos, pintores y nobles, a menudo se hacían conciertos de música, debates de filosofía y lecturas de poesías. Veronica tuvo que defenderse de unas vulgares acusaciones hechas por Maffio Venier, sobrino del célebre Domenico, quien, por envidia y por celos literarios, había escrito contra ella y en dialecto veneciano dos capítulos titulados "Franca, credème per San Maffio" y "An fia comodo? A che muodo zioghèmo?" y el soneto caudato "Veronica, ver unica puttana". Fueron crudas y violentas invenciones, a las que Veronica respondió con el capítulo D´ardito cavalier non è prodezza.
En 1575 la peste se propaga por la ciudad y Verónica decide abandonar Venecia. Los saqueadores expolian su casa llevándose gran parte de sus riquezas. A su regreso a la ciudad en 1577, fue acusada por Ridolfo Vannitelli y obligada a presentarse ante el Tribunal de la Santa Inquisición con una acusación de brujería. Vannitelli sostenía que Verónica realizaba hechizos de magia para atraer hacia ella a sus clientes y enamorarlos. El 8 de octubre de 1580 se celebra