SEMBRAR
Seamos los sembradores de éste mundo sembrando la palabra de Dios.
Si lo hacemos con amor, tendremos en el futuro una mejor cosecha, esa debe ser la misión de todo buen cristiano: SEMBRAR, para que la semilla germine y recojamos el dia de mañana buenos frutos.
Es un trabajo donde debemos poner el corazón, el amor, la generosidad y la fe.
Muchas veces nos encontraremos que la tierra es mala, pero eso no debe hacernos flaquear, al contrario, sembremos con más fuerza, sin pensar cuánto tardará esa semilla en germinar, porque luego mostrará sus frutos.
Al final, descubriremos que si supimos sembrar con amor, el fruto será bueno y eterno.
"Todo árbol bueno produce frutos buenos, y el árbol que no es bueno no los dá ( Mateo, 7:17).
"El árbol bueno no puede dar frutos malos, ni el árbol malo dar frutos buenos, por lo tanto por sus frutos los conoceréis" (Mateo, 7:18).
Debemos sembrar siempre en cualquier terreno, aunque sea malo, nunca se sabe si con el paso del tiempo esa semilla termina germinando, lo que importa es con cuánto amor y dedicación lo hacemos, sin esperar recompensas, solamente poniendo nuestro sentir en ello.
Hay que cuidar que el enemigo no siembre cizaña en medio de nuestra buena simiente, me refiero a los hijos del diablo, ellos siempre están acechándo para hacernos caer en el pecado.
Pero en el fin de los tiempos, cuando llegue la época de segar, vendrán los ángeles segadores y separarán el trigo de la cizaña, ésta se quemará en el fuego y el trigo se guardará en el granero.
Aquellos que obran con maldad serán arrojados en el horno de fuego,( la cizaña), y los justos resplandecerán como el sol en el reino de Dios, ( el trigo).
"Cuando llegue el momento de la cosecha, yo diré a los segadores: corten primero la maleza y en atados échenla al fuego, y después guarden el trigo en el granero". (Mateo, 13:29).
LEONOR