EL TIEMPO
Santiago 4: 14 "cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece."
Cuantas veces decimos ¡como pasa el tiempo, vuela!
Pero el tiempo no pasa, se queda, y perdurará por siempre, nosotros somos los que nos vamos, por ahora, pero luego de la resurrección, los verdaderos hijos de Dios tendremos todo el tiempo a nuestra disposición por toda la eternidad.
Nacemos y morimos físicamente en su tiempo y hora, cuando Dios lo dispone, pero podemos nacer o morir espiritualmente cuando nosotros queramos.
Renacemos en el espíritu por medio del bautismo, creyendo en Cristo y siguiendo su doctrina, y morimos espiritualmente si no lo aceptamos alejándonos de él.
Lo mejor de nuestro tiempo debemos ocuparlo para plantar la semilla de la palabra del Evangelio, eso debe ser a tiempo completo, para luego recibir sus frutos.
Tenemos tiempo de matar y destruir todo lo malo que hay en nosotros, para luego curarnos por medio del Señor, y edificar nuevamente nuestro cuerpo para que llegue a ser templo del Señor.
Tenemos tiempo de buscar el reino de Dios y guardarlo en nuestro corazón, y tiempo para perder los pecados y desecharlos.
Tenemos tiempo de romper todo lo que nos angustia y nos deprime, callando las blasfemias, los rencores, y hablando lo bueno, lo que Dios nos pide que digamos, proclamar su Reino en la tierra.
Tenemos tiempo para amar, palabra tan pequeña pero que abarca tanto.
Primero amar a Dios, luego a tu hermano y todo lo creado por el Altísimo, y aborrecer todo lo malo, lo sucio, lo que no está acorde con las enseñanzas de Cristo.
En éstos tiempos de guerra que vivimos actualmente, los cristianos verdaderos tenemos que revestirnos con la armadura de la justicia de Dios para contrarrestar las acechanzas del Diablo.
Estamos a pie ceñidos nuestros lomos con el cíngulo de la verdad y calzados los pies en preparación del Evangelio de la paz.
Y llegará el tiempo de paz tan soñado por los cristianos, los verdaderos hijos de Dios, para disfrutar de esa paz a su lado, y al lado de su Hijo, el Cristo, Rey de Reyes y Señor de Señores.
LEONOR
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