¡Tercien armas! ¡como quiera! el acostumbrado estruendo ello es que el sol va saliendo y hay que enhestar la bandera.
Enfilando pelotón de la guardia somnolienta al pie del asta presenta arbitraria formación.
Y hechas a las dos auroras en que cielo y Patria están pasan de largo a su afán las gentes madrugadoras.
Ni ven el sol de la raza cuyos colores lozanos tremulan entre las manos del ayudante de la plaza.
Ni del lienzo nacional fijo ya a delgada driza recuerda que simboliza toda una historia inmortal.
Pues cada matiz encierra lo que hicieron los mayores por el bien y los honores y el rescate de la tierra.
El rojo de su gloriosa decisión dice al oído, "Soy - dice - el laurel teñido con su sangre generosa."
Es el azul de su anhelo progresitas clara enseña color con que el alma sueña cuando sueña con el cielo.
El blanco póstumo amor a sus entrañas se aferra dar por corona a la guerra el olivo al redentor. Gastón Fernando Deligne
Arriba el pabellón
¡Tercien armas! ¡como quiera! el acostumbrado estruendo ello es que el sol va saliendo y hay que enhestar la bandera.
Enfilando pelotón de la guardia somnolienta al pie del asta presenta arbitraria formación.
Y hechas a las dos auroras en que cielo y Patria están pasan de largo a su afán las gentes madrugadoras.
Ni ven el sol de la raza cuyos colores lozanos tremulan entre las manos del ayudante de la plaza.
Ni del lienzo nacional fijo ya a delgada driza recuerda que simboliza toda una historia inmortal.
Pues cada matiz encierra lo que hicieron los mayores por el bien y los honores y el rescate de la tierra.
El rojo de su gloriosa decisión dice al oído, "Soy - dice - el laurel teñido con su sangre generosa."
Es el azul de su anhelo progresitas clara enseña color con que el alma sueña cuando sueña con el cielo.
El blanco póstumo amor a sus entrañas se aferra dar por corona a la guerra el olivo al redentor.
Presenten armas, ya ondea el Pabellón y se encumbra bajo el sol que deslumbra y el clarín que clamorea;
ladra un can del estridente sonido sobresaltado arede en aromas el prado rompe en trinos el ambiente.
¡Que linda en el tope estás Dominicana bandera! ¡Quién te viera, quien te viera más ariba mucho más! Presenten armas, ya ondea el Pabellón y se encumbra bajo el sol que deslumbra y el clarín que clamorea;
ladra un can del estridente sonido sobresaltado arede en aromas el prado rompe en trinos el ambiente.
¡Que linda en el tope estás Dominicana bandera! ¡Quién te viera, quien te viera más ariba mucho más!