A los dos les gustaba visitar las capillas, iglesias y catedrales.
En varias oportunidades se encontraron con misas,
bautizos, casamientos y funerales. El siempre le decía:
“si yo muero antes, no quiero que uses luto el día
de mi funeral, quiero que te vean realmente como eres”.
Pasaron los años. El contrajo una enfermedad que
terminó rápidamente con su vida. El día había llegado,
era el momento para cumplir lo que tantas veces
prometió. Detrás del ataúd ella avanza, lentamente
por el campo santo completamente desnuda.
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