Armando Fuentes Aguirre 31 Dic. 12
Gracias, Señor, por todas mis mañanas hechas de luz, y pájaros, y viento. Por la estrella sin número y sin dueño que hiciste por que yo la contemplara.
Por la cintura azul de las muchachas, y por la frente blanca de los viejos, y por el sueño con que a veces sueño, y por mi cuerpo gracias, y por mi alma.
Mucho me has dado a mí, que soy tan poco. Hasta te diste tú, nieve en el lodo... ¿Qué para ti, Señor, no dejas nada?
Gracias, pues, por mi mundo, niño y loco. Y gracias por mi vida. Y, sobre todo, gracias porque he aprendido a decir: Gracias.
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