MI AMOR INOLVIDABLE

(HISTORIA REAL)

Ese día me encontraba muy atareada y concentrada haciendo un trabajo que me había encargado mi jefe, cuando escuché una voz que me interrumpía.

Buenos días, disculpe… ¿se encuentra el Sr. Díaz?

No, no se encuentra… ¿de parte de quien? Le contesté molesta por la interrupción.

“qué impertinente, venirme a interrumpir cuando estaba tan concentrada”… pensé yo.

“qué guapa, lástima que esté tan mal encarada”… pensó él.

 Me explicó que el motivo de su visita era entrevistarse con mi jefe y entregarle su curriculum, para ingresar a trabajar en la empresa. Se lo recibí, se despidió, y se fue.

Al llegar mi jefe, me pidió que entregara el curriculum al área de recursos humanos, y al llevarlo, curiosa le di una revisadita.

 … “qué mala suerte”, aquí todos están casados, hasta los más chamacos, y el único cuarentón divorciado que llega (como pa’ mí) está re feo… “voy a morir virgen y mártir” “le voy a organizar una manifestación a mi jefe, para que a la hora de las contrataciones masculinas piense en nosotras”

Rubén comenzó a trabajar con nosotros a mediados de enero, y desde que llegó comenzó a hacerme la ronda; a aparecerse por todos lados; a llevarme algún detallito; a dejar (de manera anónima) un arreglo floral sobre mi escritorio… y yo: a ignorarlo y a hacerle grosería tras grosería.

Él decía que si ya le había tocado ser feo, lo menos que podía hacer era ser pulcro y tener buen trato; porque feo, apestoso y mal humorado, nadie lo iba a aguantar nunca.

Por lo mismo, tenía un trato tan exquisito, que tenía mucho éxito entre el personal femenino y pronto lo estaban yendo a buscar otras compañeras y recibía muchas llamadas telefónicas que yo por supuesto le pasaba, porque era parte de mi trabajo… ¿ y así quiere conmigo este barba azul? ¿pues con tanta pretenza qué número me va a tocar?

Yo estaba muy lastimada y desconfiaba de todo y de todos después de mi nefasto matrimonio y mi divorcio y él lo notó.

Muy inteligente y sutilmente, fue buscándome el modo, fue derribando barreras. No le fue nada fácil, pero tenía un trato sensacional y con toda la educación que lo caracterizaba y muy suavemente, fue cortando y desengañando a todas sus admiradoras, haciéndoles ver que era yo la que le interesaba.

Por fin, casi a finales de septiembre le di el ansiado si. (A escondidas según yo) para que mi jefe no se diera cuenta, pero lo que yo no sabía es que todo había sido planeado por él.

Él planeó llevar a Rubén a trabajar a la empresa, y aparte de contar con su valiosa colaboración, era para que se encontrara conmigo. Él quería juntar a sus amigos (porque más que jefe y secretaria eramos amigos), ese par de mensos a quienes él tanto apreciaba y que andábamos solos cada quién por su lado. Él nos alcahueteaba.

Duramos un poco más de 6 años, hicimos muy buen equipo con mi hijo que llegó a quererlo mucho y sus 2 hijos más chicos, (tenía 5), a los 3 mayores no los conocí, pero esos 6 años, han sido los mejores de mi vida.

Nunca vivimos juntos, nunca pensamos en casarnos, y Rubén me lo decía siempre. Ya que tenía varias enfermedades fuertes, no quería que yo fuera su enfermera y que terminara odiándolo y deseándole que se muriera. Siempre me decía: “Jolita, tú mereces ser feliz con un hombre sano”, pero lo que nunca entendió el muy menso, es que la verdadera felicidad la conocí con él.

Me fui a vivir a San Luis Potosí, y él estuvo yendo a visitarme durante un año. Hasta que la relación se gastó y se acabó con la distancia.

Hasta en eso fue bonita, en la manera de terminar, sin pleitos ni rencores, simplemente cada quién tomó su rumbo y se fue.