Para el cristianismo, el pecado es un delito moral que atenta contra las enseñanzas de Dios; sin embargo, la ciencia de la neurología ha demostrado que los actos humanos más impuros son en realidad impulsos primitivos placenteros alojados en el cerebro.
Un reciente experimento de resonancia magnética de la Northwestern University de Illinois, Estados Unidos, pudo sondear los rincones más oscuros de la mente, y se concluyó que los pecados fueron en tiempos primitivos procesos vitales para la supervivencia de la especie humana.
Los expertos lograron “ver” lo que pasa en el cerebro mientras varios voluntarios experimentaban los sentimientos que provocan los siete pecados capitales: lujuria, ira, gula, soberbia, avaricia, envidia y pereza.
Los “conejillos de indias” fueron sometidos a experiencias que incitaban los pecados mientras se registraba en una pantalla las reacciones del sistema límbico del cerebro, encargado de procesar las respuestas frente a los estímulos emocionales. Los científicos rastrearon el “núcleo accumbens”, una región involucrada con el placer y las ansias. “Son la cara deleitable del pecado”, dice Adam Safron del equipo investigador.
El cerebro pecador: lujuria y gula
Para la lujuria se mostraron películas pornográficas, pero las personas no responden igual en solitario que en una situación controlada: “Los voluntarios se fueron sintiendo más cómodos y a la final respondieron con naturalidad”, aclaró Safron.
La razón para cometer lujuria es pasar nuestros genes a la próxima generación, así que la reproducción humana cuenta con este pecado como un ingrediente que favorece la transmisión de los mejores genes para los hijos.
Comer es un placer porque es importante para que nos podamos reproducir. “Encontrar gratificación al comer responde a una lógica evolutiva”, afirma Safron. Lo malo de comer, explican los investigadores, es cuando se vuelve un acto compulsivo o gula.
En el pasado la falta de alimento hacía que se comiera más de lo necesario para tener reservas, lo que aseguraba la supervivencia, así que comer es una respuesta evolutiva que hoy algunos pueden controlar y a otros se les hace algo complejo.
De la red..