Una buena
Fiesta...
En realidad no me acuerdo de ninguno
de mis amigos o ex-compañeros en particular. En tercer año de secundaria te
llovían invitaciones con letras doradas:
¡Llegábamos a
los 15 años!
Diez años después, comenzaron los
casamientos. Luego llegaron los cumple de los hijos; de los amiguitos de los
hijos; De los hijos de los amigos.
Después todo se volvió más tranquilo
el de los nietos de 5 a 7 de la tarde y adiós.
Hasta que alguien invento el
cumpleaños del numero redondo, festejar 60 y 'deai pal rial'.
¡Y estuvo genial!
¡Sí, señor!!
Es casi, casi la Fiesta de la
Nostalgia.
Y de pronto nos invitaron a una,
justo cuando hacía mucho tiempo que no teníamos una salida formal, y había que
ir bien empeluchados. La modista arregló vestidos, ensanchó trajes y
pantalones.
Llegado el día, fuimos al encuentro
de los compañeros de una generación pujante y vital.
Llegamos, saludamos a Armando, el
festejado y cuando sirvieron desde unos fuentones con mechero los platos
calientes que se comían de pié, comenzaron los problemas.
. Chicharrón en salsa
verde.
. Mole poblano hecho con la receta original.
. Camarones al mojo de
ajo...
Todo bien servido a 200 comensales
que, apretaditos y de pie, sosteníamos un plato caliente con una mano, el
tenedor con la otra, el vaso de whisky, con la otra, saludábamos a un amigo, con
la otra y un leve pero persistente temblequeo de Párkinson en todas las manos a
la vez... El desparramamiento de salsas fue inevitable.
Me mancharon el traje 3 veces, una con salsa roja,
otra con aroma a ajillo y otra mas con una crema espesa... y al fin pasamos al
salón principal.
La conversación
en la mesa se fue poniendo buena… Todas las frases comenzaban
con:
- "¿Te acuerdas de...?
- ¿Tú estabas el día
que...?"
- "El que no está bien
es...",
- "¿Sabes quien tuvo otro
nieto...?",
- "Supiste quién se
murió…?".
Cuando alguien trataba de
recordar quién fue el que hizo tal o cual cosa en los años 60, aparecían
los…
- "¿eeeehhhh?"
- "¿Cómo era?...
- "¿Cómo se llamaba este cabrón?..."
Y las conversaciones fueron más o menos así…
- ¿Y ustedes ya tienen nietos? preguntó un invitado
moviendo la dentadura postiza.
- Si, una - le decía la
mujer.
- ¿Dos nietas ya?
- No, una sola.
- ¿Dos varones?
- ¡¡UNA, UNA, UNA,
NIETAAAA!!!
- ¿Neneta? Qué bonito nombre. Disculpa que no
te escuche bien. Están poniendo la música muy alta.
- Acá tengo una foto de mis nietecitas - le
dijo mi mujer a otro invitado...
- Ni te molestes - contestó - sin los lentes no
veo nada.
La fiesta estaba bien buena, el discjockey pasaba de "All
you need is love" a "El Triste", de "La Lambada" a "Satisfaction" y de “Los Hermanos Carrión” a “Los
Monkies”
De la pista me hacía señas un calvito que ya
muy animado por los tragos, la hacía de locomotora para que saliéramos a bailar
formando el trenecito.
Dos veces me levanté y dos veces me senté.
Porque las dos veces mi mujer me pegó unos buenos pellizcos en salva sea la
parte y me gritó 'en secreto' al oído:
- ¡¡Espera a las lentas, porque si bailamos
estas se nos descose todo el arreglo de los trajes!!
- ¿Por qué no vas a fumar un cigarro afuera con
Carlitos y Oscar? (¡Que tiempos aquellos! pero desde los días de
Universidad, los muchachos y yo no habíamos vuelto a fumar 'de la
buena')
- Ahí viene el mesero, ¿Te pido
algo?
- Sí, pídeme un trago largo con Melox plus y un
par de Aspirinas batido con bastante hielo. Estoy que repito todo lo que comí.
Ya vengo.
- Mi amor - me dijo mi mujer cuando me paré-
llévate el celular por las dudas y llévate también este papel con el numero de
la mesa anotadito que después te la pasas buscando por todo el
salón.
El baño estaba de lo más concurrido, flojos de
vejiga y prostáticos agrandados nos encontrábamos a cada rato en los
mingitorios. ¡Eso sí que estaba divertido!
Desde adentro, el tipo del micrófono avisaba
que había aparecido una señora llamada Raquelita y no encontraba la mesa y que
estaba junto al tipo que ponía la música. Que fueran a retirarla de
allí.
Fue una fiesta inolvidable, a las 11 nos
tomaron la presión a todos y un enfermero atendía -sin costo- a los que se
sofocaban bailando. Héctor, el cardiólogo hacia bajar la presión de los más
graves con pastillas sublinguales. Por suerte no fue necesario utilizar el
aparato para electrocardiogramas ni tampoco el DEA (Desfribrilador Externo
Automático)....
Para tranquilidad de todos avisaron que una
ambulancia hacía guardia pasiva en la puerta del salón.
Junto con los souvenirs, en un detalle
realmente novedoso, (Quique es un detallista) a los que queríamos seguir tomando
cerveza nos iban entregando pañales desechables.
¡Formidable invento esto de los cumpleaños de
60 y mas!