Si hoy pusiera una manzana frente a ti, ¿qué podrías hacer con ella? O mejor dicho, ¿qué se podría crear a partir de esta fruta? A lo que voy es que, de un solo producto, de una sola cosa se pueden hacer muchísimas cosas distintas. Un mismo objeto puede llegar a significar tantas cosas para los demás. Todo depende de las manos de quién lo prepara, de la persona que está detrás que con su creatividad es capaz de transformar una simple fruta en algo mucho más significativo para los demás.
Pero la manzana, en manos de personas, también puede llegar a significar más cosas. Por ejemplo, con ella se pueden crear amistades (cuando alguien le regala un pie de manzana a alguien), liderazgo o trabajo en grupo (cuando se hace un juego con manzanas). La manzana puede significar también amor, reconciliación y muchísimas cosas más. Todo depende de quién la usa y con la intención que la usa.
Así, si una pequeña fruta puede llegar a significar tantas cosas en tus manos, yo me pregunto: ¿qué sería de mi vida si estuviera en las manos del Señor? ¿Qué podría significar ante el mundo tu existencia si la dejaras modelar por Dios? Si en tus manos una fruta puede llegar a significar cosas tan maravillosas, tu vida cuanto más podría llegar a significar para los hombres de ahora si te dejaras conducir por la voluntad de Dios.
No me imagino a la manzana diciéndote: “no, así no me prepares” o “yo no soy para obras de arte, sino para comerse”, etc… Ella es dócil para que seas tú quien decida qué hacer con ella. Así deberíamos ser nosotros, dóciles en las manos de Dios.
Muchos de nosotros tenemos muchos deseos de grandeza. A otros no les interesa eso, prefieren mejor vivir una vida donde “la vayan llevando”, vivir la vida “libremente”, sin ataduras. Muchos otros quieren disfrutar el momento, gozar, etc… en realidad todos, desde las diferentes formas de ver, hemos querido vivido nuestra vida de una forma egoísta. Queremos nosotros dar respuesta, pretendemos conocer la mejor forma de hacer las cosas. A final de cuentas, queremos ser nosotros el fundamento mismo de nuestro obrar.
Cuando seamos capaces de reconocer la radical indigencia y finitud de nuestra vida, es cuando Dios empezara a manifestarse más claramente en ella, o mejor dicho, es cuando seremos capaces de ver al Dios actuante en nuestra historia. De tal forma que, el hombre de fe es capaz de hacer milagros, no porque es él quien los realiza, sino que es Dios quien los hace a través de él. Así la manzana no es la que crea la amistad, sino es quién la prepara de la forma necesaria para establecer la amistad.
Si quisiera darle sentido a mi vida desde mi mismo, creo que en ese mismo momento ya perdió el sentido (que es el hacia donde se dirige). Pero si el sentido de mi vida, quién la orienta, dirige y acompaña es Dios, creo que desde ese momento mi vida, tu vida, y la de todos adquieren el verdadero sentido, un verdadero significado para mí y para todo el que me rodea. En Dios, mi vida SÍ tiene sentido.
"Soy cera blanda entre tus dedos, haz lo que quieras conmigo" |
Desde el momento en que digo: “Soy cera blanda entre tus dedos, haz lo que quieras conmigo”, abro las puertas de mi vida para que sea Dios quien obre a través de mí. Que mi vida de luz a las demás personas, sea signo de amor, unidad, verdad, perdón, comprensión, etc… No porque yo pueda hacer eso, sino porque es Dios quién lo quiere realizar en mí.
Ahora entiendo algo a San Pablo cuando decía: “Ya no soy yo quien vive, sino Cristo quien vive en mi”.
NO TENGAS MIEDO DE DECIRLE SI AL SEÑOR. DIOS NO QUITA NADA PERO SI LO DA TODO.
Reflexión personal
José Luis Campos Moya