en su vieja y rechinante mecedora .
La anciana no tenía visitantes.
Cada dos dias por la mañana,
una joven y sabia enfermera
entraba en su habitación.
Ella no trataba de hablar
o hacerle preguntas de la señora,
simplemente acercaba otra mecedora
junto a la anciana y se mecía con ella.
Semanas o meses más tarde,
la anciana finalmente hizo uso de la palabra.
Gracias, dijo.
"Gracias por mecerte conmigo ."
"No hay nada más artístico
que verdaderamente amar a las personas."
-- Vincent van Gogh