Aún sin cerrar los ojos, te reclamo en las tibias esquinas del recuerdo, donde el silencio augura que te pierdo, donde estallas en luces si te llamo.
En ti, sombra de sueño, me derramo, y, aire tú, sólo el aire abrazo y muerdo; y este dolor en mi costado izquierdo subraya que te amé y cuánto aún te amo.
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