CARTA DE UN NIÑO A SU MAYOR TESORO
Abro mis achinados ojitos y me encuentro con tubos, una caja de cristal y médicos que hablan cosas que no comprendo, pero seguro que se refieren a mí porque todos me miran, pero tú no estás. Quisiera llamarte, mamá, pero aún no tengo voz. Tengo miedo y no estoy seguro hasta que no te tenga cerca. Tan cerca que pueda oír tu corazón, y tú el mío, aunque ya sabes que no va del todo bien, pero lo suficiente para notar cuando estás junto a mí.
Ojalá fuera como mis hermanos porque seguro que tú y papá os alegraríais más de que viva, pero he nacido así...¿Os he decepcionado mucho?. No quisiera que estuvieseis tristes por mi culpa porque mi mayor alegría es la de teneros.
Sólo te pido, mamá, que no te canses de mí, que me aceptes como soy: Limitado. Y aunque me veas así, no te de pena. No. Ayúdame porque puedo llegar muy lejos, aunque no tan lejos como mis dos hermanos. Prometo hacerte muy feliz, aunque a veces no sepa cómo...¡Ah! y perdóname cuando, sin querer, te haga sufrir, es que... no me doy cuenta.
¡Qué bien mamá, ya te veo venir! - Vienes con papá. Y los dos me sonreís. ¡Uf !.¡Qué alivio!. ¿Sabes?- A mi también me gustan los mimos y carantoñas, y que, cuando sea un poco mayor, el fortachón de papá me lance por los aires y me recoja después en sus brazos firmes y seguros. ¿Quien sabe?- Quizá pueda llegar en uno de esos lanzamientos a tocar el sol. Me en cantaría sentarme sobre sus hombros y que me colgaran mis piernecitas sobre su pecho. Así, me imaginaría que soy un gigante...
Mamá, ¿es tan malo eso de tener Síndrome de Down?. Le pido a Dios que sepas quererme igual que a mis hermanos. Bueno, igual no puede ser, porque no soy como ellos. Sabes muy bien que yo te necesito más...
¡Se me olvidaba!- Tengo un secreto. Dicen que los secretos importantes se guardan como si fueran piedras preciosas, y sólo se dicen a quienes son un tesoro. Por eso, te lo voy a contar, ¿quieres?. Sé que no voy a entender muchas cosas de este mundo, pero entiendo mejor que nadie el lenguaje del corazón. Es la única capacidad que tengo más desarrollada que nadie: por eso, el único orgullo que puedo tener es la de quererte a ti y a papá más que nadie.
¿Me das un abrazo?
Tu hijo, N.