Cuando no perdonamos, esa actitud no solo hiere a la persona que no queremos perdonar sino también a nosotros. Se ahogan nuestra creatividad y nuestra alegría de vivir.
Al perdonar, liberamos la paz y la restauración para con la persona que recibe el perdón y también para nosotros.
Descubrir lo que está mal hecho es tarea sencilla, lo difícil es hacerlo mejor.
Que tengas una semana de colores
YOLY
09/11/20