Un escritor inglés del siglo pasado, cuenta en una de sus obras, que en la playa cerca de su casa, una cosa muy interesante con frecuencia llamaba su atención: un barco danzaba día y noche en el mar embravecido.
Difícilmente existía, para él, cosa más sugestiva que esa. El navío danzando sobre las olas bajo el poder y a merced de ellas.
El viento y las aguas poniéndose de acuerdo para hacer del barco, su diversión. Sin embargo podía observarse que no obstante el baile, el navío mantenía centrado su equilibrio.Aunque a simple vista pareciese un juguetito desamparado a merced de los elementos, lejos de serlo se lo veía seguro y tranquilo, implacable y defendiendo su lugar.
¿Cuál sería el secreto del equilibrio de este navío?
¿Cómo podría resistir las fuerzas de la naturaleza con tanta tranquilidad?
Lo que le permitía mantenerse en el mismo lugar y no ser arrastrado por la tempestad era su anclaje!
No importa cuan fuerte sople el viento o cuan altas sean las olas del mar... La cuerda a la cual está amarrado atraviesa las aguas y está fijada al fondo sólido del océano.Y esto es lo que le da su seguridad y le permite su danza despreocupada
(Extracto del libro "Anécdotas del alma 2")
TODOS SOMOS BARCOS A MERCED DEL MAR DE LA VIDA, DEPENDE DE NUESTRO ANCLAJE ATRAVESARLA CON ENTEREZA.-