"Paisaje"
Federico Garcia Lorca
Las estrellas apagadas llenan de ceniza el río verdoso y frío. La fuente no tiene trenzas. Ya se han quemado los nidos escondidos. Las ranas hacen del cauce una siringa encantada, desafinada. Sale del monte la luna, con su cara bonachona de jamona. Una estrella le hace burla desde su casa de añil infantil. El débil color rosado hace cursi el horizonte del monte. Y observo que el laurel tiene cansancio de ser poético y profético. Como la hemos visto siempre el agua se va durmiendo, sonriyendo. Todo llora por costumbre, todo el campo se lamenta sin darse cuenta. Yo, por no desafinar, digo por educación: "¡Mi corazón!" Pero una grave tristeza tiñe mis labios manchados de pecados. Yo voy lejos del paisaje. Hay en mi pecho una hondura de sepultura. Un murciélago me avisa que el sol se esconde doliente en el poniente. ¡Pater noster por mi amor! (Llanto de las alamedas y arboledas). En el carbón de la tarde miro mis ojos lejanos, cual milanos. Y despeino mi alma muerta con arañas de miradas olvidadas. Ya es de noche y las estrellas clavan puñales al río verdoso y frío.
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