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General: LA MUERTE DE CRISTO EN HECHOS
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: finamex  (Mensaje original) Enviado: 06/04/2015 04:05

La muerte de Cristo en Hechos

  1. Plan divino.
    Hubo un tiempo en el que los discípulos concibieron la posibilidad de los sufrimientos y muerte de Jesús como algo desastroso y aborrecible; de hecho no entraba en sus cálculos que una cosa así pudiera suceder. Sin embargo en los primeros capítulos del libro de los Hechos, hallamos a esos mismos discípulos invadidos por un sentido de gloria y victoria en la cruz de Cristo. ¿Cómo fue posible este cambio? Porque habían comprendido que la muerte de Cristo era parte del plan de Dios y, por consiguiente, necesaria; de ahí que el libro de los Hechos esté salpicado de referencias a la necesidad de esa muerte (
    Hechos 2:23; 3:18-26; 4:28; 13:29).

  2. Sacrificio expiatorio.
    La referencia más clara es
    Hechos 20:28 donde se habla de su sangre, mediante la cual ha adquirido a la Iglesia.

  3. Universal en extensión.
    Es decir, los beneficios de su muerte no se ciñen únicamente a Israel, sino que abarcan a todos los pueblos de la tierra. Desde luego esto no era una novedad, porque en el Antiguo Testamento se prometía la bendición de Dios a los gentiles. Pero lo que sí es nuevo en el libro de los Hechos es que entonces se inaugura ese estado de cosas (1:8; 2:39; 8:14-15; 10:45; 11:20).

  4. Salva del pecado.
    Vez tras vez se anuncia que la muerte de Cristo hace posible la remisión de los pecados, que es una de las bendiciones del evangelio (2:38; 3:19; 5:31; 10:43; 13:38-39). Este último texto excluye que tal bendición pueda obtenerse mediante la ley, lo cual implica que Dios, en su gracia, ha provisto un medio de salvación que está más allá de la capacidad humana (15:11).

  5. Sólo aprovecha si hay arrepentimiento y fe.
    En cada discurso del libro de los Hechos vemos que se hace una exhortación a los oyentes para que se arrepientan y crean en el evangelio; esas son las dos condiciones que una persona ha de poner para recibir las bendiciones contenidas (2:38; 3:19; 16:31; 17:30).

La muerte de Cristo en las cartas de Pablo
  1. Sacrificio.
    Que Pablo ve la muerte de Cristo como un sacrificio expiatorio es algo que queda claro por las frecuentes referencias a su sangre (Romanos 3:25; 5:9;
    Colosenses 1:20). En un pasaje se habla concretamente de su muerte como de "ofrenda y sacrificio" (Efesios 5:2). Véase también 1 Corintios 5:7 donde Cristo es el cordero pascual sacrificado por su pueblo. En otros pasajes se deja claro que su muerte es por causa del pecado, es decir, que entra de lleno dentro del tipo de sacrificio denominado en el Antiguo Testamento "ofrenda por el pecado" (Romanos 8:3; Gálatas 1:4).

  2. Sustitución.
    Ya hemos visto pasajes en los que se habla de Cristo muriendo "por el pecado" y "por nosotros". Pablo usa la preposición "huper" que ya vimos que puede significar "a favor de" y "en lugar de". Es decir, Cristo muere en lugar del pecador y para el beneficio del pecador (
    Romanos 4:25; 8:32; 2 Corintios 5:14-21; 1 Tesalonicenses 5:10). Especialmente en el pasaje de 2 Corintios es imposible negar la idea de sustitución, porque el argumento del apóstol es que por medio de Cristo, Dios puede tratar como justos a aquellos que no lo son, porque, a favor de ellos y en su lugar, Cristo que era justo, fue tratado como un pecador. En Gálatas 3:13 el sentido del pasaje es plenamente sustitutorio, pues para rescatarnos de la maldición él la toma sobre sí.

  3. Propiciación.
    La palabra "hilasterion" traducida como "propiciación" aparece en
    Romanos 3:25. La palabra propiciar significa "apaciguar", "aplacar", lo cual quiere decir que la muerte de Cristo no sólo tiene un aspecto que tiene que ver con el pecador para expiar sus pecados, sino que tiene otra faceta que tiene que ver con Dios y la propiciación de su ira. Por lo tanto, la obra de Cristo es doble: expía el pecado en beneficio del pecador y aplaca la ira de Dios.
    Este aspecto propiciatorio de la muerte de Cristo es el que se enseña en el ritual del día de la expiación, donde el sumo sacerdote rociaba con sangre el propiciatorio del arca que contenía la ley (
    Levítico 16:15). Sólo la sangre podía apaciguar la ira de un Dios santo cuya ley había sido quebrantada, de lo contrario el que se presentara ante su presencia moría (Levítico 16:2).

  4. Redención.
    Hay dos grupos de palabras que expresan la idea de redención: el primero es el formado por "lutron" y "apolutrosis" que se derivan de "luo" que significa "soltar'' "desatar"; el segundo es el formado por "agorazo" y "exagorazo" que significan "comprar", "adquirir". La palabra que Pablo usa más frecuentemente es "apolutrosis" y aparece en
    Romanos 3:24; Efesios 1:7 y Colosenses 1:14; en todos ellos se enseña que por medio de su muerte Cristo nos ha rescatado del pecado y sus consecuencias, siendo su sangre el rescate. La palabra "antilutron" que podría traducirse como "lo que es dado como precio a cambio de la liberación de alguien" aparece en 1 Timoteo 2:6.
    Pero la muerte de Cristo tiene también un aspecto redentor futuro, en el sentido que todavía ha de cumplirse (
    Romanos 8:23; Efesios 4:30).
    El otro grupo de palabras que hacían referencia a la muerte de Cristo como comprándonos o adquiriéndonos aparece en
    1 Corintios 6:20 donde se enseña que la redención no sólo significa liberación, sino también pertenencia a un dueño, "no sois vuestros" (6:19). También en Gálatas 3:13 y 4:5 se nos dice que hemos sido rescatados del dominio de la ley para pasar a ser hijos de Dios.

  5. Justificación.
    El verbo justificar proviene del vocablo "justo" y significa "hacer o declarar justo a alguien". La base sobre la que el pecador es justificado es la muerte de Cristo, por la cual el creyente es puesto en una nueva situación legal ante Dios que le capacita para relacionarse con El.
    Esta justicia por supuesto no es propia del pecador o conseguida a base de sus méritos, sino que le es otorgada gratuitamente por medio de la fe en la muerte expiatoria de Cristo. La imposibilidad de justificarse ante Dios por las obras es algo taxativo (
    Romanos 3:20; Gálatas 2:16). De ahí que la justicia dependa de la fe (Romanos 3:26,28; 5:1) en la obra expiatoria de Cristo (Romanos 3:24; 5:9; Gálatas 3:24).

  6. Reconciliación.
    La idea de reconciliación aparece en cuatro ocasiones en las cartas de Pablo:
    Romanos 5:9-11 2 Corintios 5: 18-20; Efesios 2:16; Colosenses 1:20-22.
    Al haber sido Dios hecho propicio por la muerte de su Hijo y al haber sido declarados justos ante Dios, se han puesto las bases necesarias para que la reconciliación tenga lugar entre Dios y el pecador.
    Ahora bien, cuando hay dos partes enemistadas, es la parte ofensora la que toma la iniciativa para reparar la relación con la parte ofendida haciendo alguna clase de arreglo. Sin embargo, en el proceso de reconciliación entre Dios y el pecador, es Dios, la parte ofendida, el que da el paso y hace los arreglos precisos para restaurar la relación con la parte ofensora. Aquí volvemos a encontrar la idea de gracia, pues es Dios quien toma la iniciativa.
    En
    Romanos 5:8-11 se nos dice que hemos recibido la reconciliación, cosa que Dios hizo cuando nosotros éramos aún enemigos suyos. Por lo tanto Dios no sólo da el primer paso, sino que también efectúa, en Cristo, la reparación necesaria para que se produzca la reconciliación.
    Por supuesto al pecador le toca responder a esa obra de Dios para que la reconciliación se consume, dado que toda reconciliación es cosa de dos
    (2 Corintios 5:20).



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