Tenga usted, REGIA DAMA, un feliz lunes.
La japonesa parece ser una jovencita de verdad,
de carne y de hueso, también de sangre y de lá-
grimas.
Mueve ojos y párpados, acepta y rechaza con el
movimiento de su cabeza, está clarísimo que oye
y entiende todo lo que le dicen y, para colmo, in-
cluso habla.
No sabemos qué es lo que dice.
Serán, sin duda, respuestas muy femeninas.
Femeninas e incomprensibles.
Es necesario estar uno muy ducho en la lengua de
Japón para poder 'cazar' o 'pillar' algo.