Un joven emprendedor preguntó una vez a un acaudalado y establecido hombre de negocios:
“¿Cómo lo hiciste? ¿Cómo continúas incrementando tus ganancias año tras año?
Paso horas al día quebrándome la cabeza intentando descubrir
cómo hacer dinero y parece que no puedo hacerlo”.
El inteligente hombre de negocios le dio al joven un consejo muy sabio.
“Nunca ha sido y nunca será mi intención hacer dinero”, le dijo.
“Mi intención ha sido siempre hacer un mejor producto”.
Cuando podemos cambiar el enfoque de cómo podemos “obtener”
a cómo podemos compartir, el éxito se vuelve inevitable.
Nuestro mejor producto somos nosotros mismos.
Yehuda Berg