Vita está a punto de ser mamá. En unos días tendrá a sus cachorros junto a la familia que la ha adoptado en Madrid. Es el final feliz de una historia que comenzó a miles de kilómetros, en China. Allí Vita, como miles de perros, estuvo a punto de ser sacrificada en un matadero del gigante asiático, donde todavía no es ilegal el comercio y consumo de estos animales.
La organización Igualdad Animal logró salvarla dentro de su campaña para denunciar el comercio de perro en China y presionar a nivel internacional para conseguir su prohibición. Varios activistas se desplazaron al país y con cámaras ocultas, documentaron el horror que viven los perros en estos mataderos, muchos de ellos clandestinos.
José Valle, coordinador de investigaciones de Igualdad Animal, fue uno de los activistas que se embarcó en esta aventura. En Zhanjiang visitaron dos de los mataderos. Allí los perros estaban encerrados sin comida y bebida, entre excrementos, esperando a ser sacrificados. Totalmente aterrorizados.
Igualdad Animal denuncia que son apaleados hasta que pierden el conocimiento. Después les arrancan la piel, que también es vendida. Por último su cuerpo se vende a los restaurantes.
En uno de estos recintos se ganaron la confianza de los 'matarifes' haciéndoles creer que iban a hacer negocios con ellos. El regalo para sellar el trato: uno de los perros como aperitivo.
"Nos ganamos su confianza. Creyeron que iban a conseguir un beneficio económico y accedieron a que nos llevásemos a Vita para comérnosla", explica Valle, que recalca que allí comer perro está totalmente normalizado.
Vita fue la que más se acercó al grupo de Igualdad Animal en su visita al matadero. Esto le salvó la vida. En ese momento los activistas no sabían todavía que la perra estaba embarazada.
Según cuenta Valle, "se notaba que había vivido con una familia" y probablemente fue raptada por bandas criminales, como muchos de los perros que se venden en los mercados para ser sacrificados.
MATADEROS EN SILENCIO
Valle explica que una de las cosas que más duras le resultó durante la investigación fue ver que en los mataderos los animales están tan aterrorizados que ninguno ladra. "Están en silencio y eso me impactó mucho", recuerda.
Es por eso que la campaña de Igualdad Animal para conseguir el fin del comercio de perro en China se llama 'Sin Voz'. Desde que se puso en marcha más de 120.000 personas han firmado la petición.
El activista reconoce la dureza de poder salvar solo a uno de los perros. "Es una mezcla de sentimientos, porque al menos sabes que uno de estos animales va a dormir tranquilo. Pero por otro lado es terrible salir solo con uno".
Sin embargo, la organización confía en que la historia de Vita ayude a muchos otros animales. Vita, que ahora vive feliz con su adoptante María en Madrid, será la "embajadora" de los millones de perros 'sin voz' que son masacrados cada año en China.