Por Sanjuana Martínezjunio 1, 2015- 00:01h
La vida controversial de Rigoberta Menchú ha llegado a niveles insospechados. Conocíamos las mentiras sobre su biografía autorizada convertida en libro, conocíamos su interés monetario allí donde va, pero no sabíamos que era capaz de llegar tan bajo en un país que siempre le ha demostrado respeto y cariño.
Rigoberta, llega a México como promotora del voto y la democracia o tal vez, como observadora electoral. No está claro. Pero llega en un momento delicado, justo cuando el Instituto Nacional Electoral (INE) presidido por Lorenzo Córdova vive momentos críticos precisamente por su racismo contra los indígenas.
Un racismo que, en vista de los últimos acontecimientos, Córdova quisiera borrar tomándose fotos con indígenas comprados como la señora Menchú a quien el INE le pagó nada menos que la friolera cantidad de 10 mil dólares.
La foto Menchú-Córdova ha salido muy cara para los mexicanos. Ambos no solo quedarán en la memoria como una dupla fraudulenta debido a los dólares que hubo de por medio, sino como una dupla que simboliza la corrupción del INE, ya que el pago hecho a la guatemalteca, proviene de una partida no autorizada para tales efectos. El INE ha reconocido que el pago a Menchú forma parte de un rubro de capacitación electoral.
Evidentemente al INE no le importa desviar sus recursos para causas ajenas a lo legalmente establecido. Córdova quiere limpiar su racismo, pero como dice el refrán: “la mierda entre más la mueves más huele”. La etiqueta de racista quedará colgada para los anales de la historia al presidente del INE. Y también, entre otras cosas, la de malversador porque el dinero del presupuesto del INE, ahora en la bolsa de la señora Menchú, estaba destinado a la capacitación cívica, no para visita de personajes.
Pero el INE se defiende y dice que el pago no fue para su labor de promotora u observadora, sino para una conferencia que dio en Guerrero.
Ahora bien, el otro asunto importante es el comportamiento de una Premio Nobel de la Paz que supuestamente simboliza la ética y no los centavos. Según la información disponible, la guatemalteca cobró en total, 40 mil dólares por una visita de cinco días. Además del INE, su visita fue financiada por otras fundaciones como Murrieta y Tendiendo puentes.
¿Qué independencia del Estado puede tener una observadora electoral y promotora del voto a quien el propio Estado le paga 10 mil dólares? Su misión quedó de manifiesto cuando Menchú acudió a Guerrero para, entre otras cosas, intentar convencer a los padres de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa a no boicotearan las elecciones.
En lugar de solidarizarse con los padres de los normalistas, la guatemalteca se concretó a pedir “prudencia” a las víctimas de la violencia en ese estado que rechazan la celebración de los comicios por no haber condiciones óptimas. El enojo fue tanto, que durante la conferencia una joven aprovechó y entre lágrimas preguntó “¿Cómo nos pueden llamar a votar a lo jóvenes cuando somos los más vulnerables del país?”. Y añadió: “No podemos seguir pidiendo un minuto de silencio por los desaparecidos porque pedir un minuto de silencio por cada desaparecido y por cada asesinado en nuestro país, en nuestro estado, es quedarnos callados eternamente”.
No fue la única metida de pata de la señora Menchú. Además de la conferencia magistral pagada por el INE en Guerrero, también estuvo en Veracruz donde dijo, según consignaron los medios de comunicación, que ese estado gobernado por el mayor depredador de la prensa, Javier Duarte, es ejemplo en materia de derechos humanos. No sabemos cuánto le pagó el gobernador o si su visita a ese estado está incluida en la factura de 40 mil dólares que cobró, pero está claro que sus declaraciones resultan desafortunadas por tratarse de un estado infestado por la actividad criminal de cárteles como el de los Zetas, los delitos del orden común, las desapariciones, secuestros, el llamado cobro de piso y el asesinato impune de periodistas. Para cerrar con broche de oro su visita, Duarte le entregó la Medalla Veracruz.
Luego de su visita, sería interesante revisar la trayectoria de Rigoberta Menchú. Su biografía autorizada escrita por Elizabeth Burgos “Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia” se convirtió en un libro polémico por las supuestas mentiras en las que incurre al reescribir la historia contada por la propia Menchú.
El encargado de desmentir la versión oficial fue David Stoll, quien escribió el libro Rigoberta Menchú y los pobres de Guatemala, en donde asegura que gran parte de la biografía autorizada de la señora Menchú es falsa. Ella lo ha negado y ha dicho que Burgos escribió lo que quiso. La autora, ha dicho que tiene horas de grabación de entrevistas con la Premio Nobel.
El asunto ha generado ríos de tinta, pero viene al caso considerarlo ahora, porque se desvelo que Burgos, ha ganado importantes cantidades de dinero porque el texto fue tremendamente exitoso y la señora Menchú le pidió que renunciara a sus derechos para cobrarlos. La autora se negó. Pero en todo este tiempo ha habido incluso gente que ha solicitado a la academia retirarle el Premio Nobel de la Paz por las supuestas mentiras vertidas y la actitud centavera.
Lo cierto es que, una Rigoberta Menchú muy distinta y más allá de la defensa de los pueblos indígenas y su dignidad, se nos ha revelado ahora en México. Una pena, ¿no creen?
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