Mitos
y realidades del huevo
Los
huevos de cáscara roja son más nutritivos que los
blancos.
MITO:
El color de
la cáscara no está relacionado con su aporte
nutrimental,
calidad, o sabor. El color varía según la raza de
las gallinas, existiendo incluso huevos
de tonos azules y
verdes puestos por la raza araucana o
mapuche, originarias de Chile y
Argentina. El
sabor y aporte nutrimental dependen más de la alimentación
que de la raza
del animal.
Entre
más naranja sea la yema, más nutritivo y de
mejor calidad es el
huevo.
MITO:
Contrario a
lo que muchos piensan, éste no es un
indicador de qué
tan nutritivo o fresco es el huevo. Su color varía
dependiendo del
número de carotenoides presentes en la dieta de las
gallinas. Como
podrás imaginar, muchos productores manipulan
la alimentación
de la aves para ofrecer una coloración más
agradable en sus
productos, pero no por ello más
nutritiva.
El
huevo crudo aporta más nutrientes (sobre todo,
proteínas) que el huevo cocido.
Por ello es recomendable para
deportistas y personas sin tiempo
para tomar un “desayuno
completo”.
MITO:
Además de
falso, es peligroso. El consumo de huevo
crudo aumenta el
riesgo de contraer salmonelosis, una enfermedad provocada por un grupo
de bacterias
presente en las heces de las gallinas y que, a
través de alguna
fi sura o por los poros presentes en el cascarón,
puede introducirse en el huevo. La buena selección,
refrigeración y cocción de este alimento ayudan a reducir las
probabilidades de que las bacterias se reproduzcan y
nos enfermen.
En cuanto al aspecto
nutrimental, el huevo crudo contiene una proteína llamada avidina
que se encuentra ligada a una vitamina conocida
como biotina, impidiendo su absorción en nuestro
cuerpo. El enlace que une a estos nutrientes se “rompe”
con el calor, por lo que podemos aprovecharlos sólo cuando
cocinamos el huevo.
Comer el cascarón de huevo molido es una forma de integrar
calcio a
nuestra dieta.
MITO:
A pesar de
que la cáscara contiene un alto porcentaje en calcio, su consumo –aun
molido– puede resultar perjudicial. Además de ser una
posible fuente de salmonelosis, el cascarón triturado puede
provocarnos lesiones gastrointestinales, amén de
que no existe forma en la que el cuerpo aproveche el calcio
que contiene. Existen otras formas de preparar la cáscara
para su consumo, sin embargo, una dieta adecuada y baños de
sol cortos son los métodos más recomendables para
estar sanos.
Las
mujeres embarazadas no deben tener contacto con el huevo
crudo.
MITO:
Durante el
embarazo las mujeres deben extremar los hábitos de higiene para
prevenir enfermedades que puedan afectar al feto. Sin
embargo, el contacto directo con el huevo o la carne cruda
al momento de cocinar no tiene por qué representar un
inconveniente. Aunque estos alimentos pueden contener
bacterias a las que sea susceptible el bebé en
gestación, basta con lavarse correctamente las manos y los utensilios de
cocina al terminar de usarlos o cuando
se van a utilizar en otros alimentos. También es
recomendable no consumir embutidos (a menos
que se cuezan) o
quesos no pasteurizados.
Comer sólo las claras de huevo ayuda a
bajar de peso.
MITO:
Como se ha
enfatizado en
otros estudios, no existe un alimento que, por sí solo, nos
haga engordar o
adelgazar. No
obstante, existen alimentos cuyo aporte energético es
menor. En el caso
del huevo, tanto la clara como la yema tienen
un aporte muy
reducido de calorías. Muchos nutriólogos han
impuesto la
“moda” de comer sólo claras porque la yema
presenta grasas,
retirándole a este platillo el aporte fuerte de
nutrimentos que
contiene.
La
clara de huevo alivia las quemaduras leves.
MITO:
La clara de
huevo no posee
propiedades curativas. Al aplicarla sobre una herida
cumple la misma
función que haría
un ungüento o pomada: evitar el contacto con el aire
y, por lo tanto,
alguna infección.
Se
debe evitar el consumo de huevo debido a su alto
índice de colesterol.
MITO:
Contrario a
la creencia popular, no existe una
relación directa
entre la ingesta de huevo y el aumento de colesterol
en la sangre.
Esto debido a que su yema no contiene grasas
saturadas, nutrimentos que están vinculados con el
aumento del
índice de
colesterol en la sangre