Lo que puede ocasionar el alcohol: En el cerebro Actúa como un sedante en el sistema nervioso central, el alcohol reduce las células nerviosas del cerebro.
En los pulmones Las
grandes cantidades de alcohol disminuyen la resistencia a las
infecciones o pueden ocasionar que se interrumpa la respiración.
En el corazón El
alcohol debilita la capacidad de los músculos del corazón para bombear
sangre, lo que da lugar a un ritmo cardiaco irregular y un movimiento
irregular del corazón. Se inhibe la producción de glóbulos rojos y
blancos.
En el hígado Beber
demasiado y con regularidad, puede ocasionar hepatitis alcohólica
(inflamación y destrucción de las células hepáticas) y posteriormente
cirrosis (lesiones, cicatrices y destrucción irreversible de las células
hepáticas.)
En el estómago El alcohol irrita el estómago, lo que puede ocasionar úlceras pépticas, inflamación, lesiones hemorrágicas y cáncer.
En los intestinos y el páncreas Bloquea
la absorción y descomposición de los nutrientes al dañar las células
que revisten el tracto del intestino y el colon. El alcohol puede
ocasionar inflamación, úlceras y cáncer de los intestinos y el colon. El
páncreas puede inflamarse y liberar enzimas digestivas que lo atacan.
En los huesos y los músculos El
alcohol interfiere con la capacidad del cuerpo de absorber el calcio,
lo que da como resultado que los huesos sean débiles, blandos,
quebradizos y más delgados (osteoporosis.) Los músculos se debilitan.
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Lo que puede ocurrirle a usted: Debido a que las células se paralizan, alteran o dañan, usted experimentará inicialmente una leve euforia y menor inhibición.
Pero
como el alcohol continúa afectando partes del cerebro que controlan el
comportamiento y las emociones, la memoria, concentración y coordinación
se verán afectadas. Puede experimentar grandes cambios en el estado de
ánimo y arranques emocionales.
Disminuye
la visión, la audición es poco clara y los sentidos del gusto y el
olfato se entorpecen. Se altera la sensación del tiempo y el espacio. Se
reduce la capacidad motora fina, así como la capacidad para reaccionar.
Experimenta una disminución de la percepción del dolor.
Como
bebedor empedernido, tiene más infecciones pulmonares y puede ser más
susceptible a padecer neumonía y colapso pulmonar. Pierde los reflejos y
no puede despejar las vías respiratorias cuando vomita. El contenido
del estómago puede ir a los pulmones, lo cual puede ocasionar asfixia o
neumonía.
Puede
padecer enfermedades cardiacas, derrame cerebral, hipertensión arterial
e insuficiencia cardiaca. Incluso los bebedores sociales que toman
excesivamente en ocasiones especiales, pueden experimentar a veces
latidos del corazón irregulares, conocidos de otra forma como "corazón
festivo."
El
abuso prolongado del alcohol puede ocasionar anemia y coágulos de
sangre anormales, lo que da como resultado hemorragias excesivas y que
salgan moretones con mucha facilidad. El disminuido conteo de glóbulos
blancos aumenta la susceptibilidad a padecer infecciones.
Debido
a que está afectada la capacidad del hígado para desechar el pigmento
amarillo, la piel se pone amarilla (ictericia.) El daño del hígado
ocasiona que se acumulen líquidos en las extremidades (edema.) El hígado
acumulará grasa, lo que puede originar enfermedades hepáticas, coma y
la muerte.
Experimentará náusea, diarrea, vómito, sudoración y pérdida del apetito.
Puede
sufrir de artritis y articulaciones deformes, y puede experimentar
músculos atrofiados con dolor muscular agudo y debilidad.
En
los hombres, el alcohol afecta la producción de esperma y testosterona,
y puede ocasionar infertilidad e impotencia. En las mujeres, la
disminución del metabolismo del estrógeno en el hígado, aumenta la
cantidad de estrógeno que circula en el cuerpo, el cual puede contribuir
a menstruaciones irregulares e infertilidad.
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