Después
que Bob Ritchie se graduó de la universidad pasó las siguientes dos
décadas atrapado en el amor al dinero y el progreso. Mudó a su familia
cinco veces a causa de su carrera para poder ganar más dinero. Cada vez
dejaban atrás cálidas iglesias locales y amigos.
Llegó un momento
en que Bob y su familia raras veces tenían tiempo para estar juntos. A
medida que Dios se volvió extraño para ellos, también el Señor se
convirtió en un extraño. Bob se sentía desesperadamente solo y aislado.
Puesto que cada vez estaba más descontento con su vida, dijo finalmente:
"¡Ya basta!"
Hoy día, Bob testifica que Dios le enseñó el
significado de la palabra reducción. Dejó de ir en pos del dinero,
pasaba menos tiempo en el trabajo, compraba menos cosas y aprendió a
estar contento con lo que tenía. La familia volvió a ser fiel al Señor y
activa en la iglesia.
Santiago nos advirtió que no nos
obsesionáramos con amasar riqueza . Seamos ricos o pobres, el deseo del
dinero puede apoderarse de nuestra vida sutilmente. Algunos personas han
caído en sus garras sin ser conscientes de ello y se están marchitando
en sus empresas .
¿Necesitas imitar el ejemplo de Bob? Tal vez sea hora de decir: "¡Ya basta!"
. . . así también se marchitará el rico en medio de sus empresas.