FORTALEZA EXTREMA
Rumania: una
madre y su hija.
Todas las prisioneras estaban molestas al ver a
la pequeña niña en la cárcel con su madre. Aún el director de la prisión
dijo: “¿Por qué no se compadece de su hija?” Si renuncia a ser
cristiana, las dos se pueden ir a casa.
La
mujer estaba atormentada en su interior y era comprensible. La
encarcelaron con su niña después de protestar por el arresto de su
pastor, pero ella accedió a negar su fe para impedir que su hija
sufriera. Dos semanas más tarde, los comunistas la obligaron a gritar
desde un escenario frente a diez mil personas: “ya no soy cristiana”.
De
regreso a casa, la niña se volteó hacia su madre y dijo: “mamá, hoy
Jesús no está satisfecho contigo”. La madre trató de explicarle que ella
hizo eso por amor. La niñita miró a su madre con mayor convicción que
sus años y dijo: “Yo prometo que si vamos a la cárcel de nuevo por
Jesús, no lloraré”. Su madre lloró, conmovida de orgullo y amor por su
hija y convicción por su propia debilidad. Mientras clamaba a Dios por
fortaleza para tomar una decisión difícil, regresó al director de a
cárcel y le dijo: “Usted me convenció a negar mi fe por el bienestar de
mi hija, pero ella tiene más valor que yo”. Ambas regresaron a la cárcel
y la niñita cumplió su promesa.
Ya te lo he ordenado:¡Sé fuerte y
valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te
acompañará dondequiera que vayas.
Dios nos ordena a que nos
fortalezcamos con valor y con el conocimiento de que Él nunca nos
desamparará. Al enfrentarnos a pruebas, amenudo desaparece el valor. En
tiempos de problemas, decide confiar en la promesa de Dios de que Él
estará a tu lado. Se obediente y valiente HOY.
(D.A)