Equilibrio no es igualdad, por el contrario, es reconocer con claridad y alegría las diferencias.La perfección de la vida humana reposa en el constante chequeo de la orientación de nuestros pensamientos, en la intensidad exacta de nuestros sentimientos, en el empleo correcto de nuestras fuerzas, en la utilización responsable de nuestras palabras y en el disfrute de las acciones que nacen de todo lo anterior. El reto de vivir y la felicidad que de ello surge, radica en la comprensión de nuestra, no despreciable, responsabilidad en el sutil equilibrio de la vida.
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