"Propongo al bull dog para presidente. Es fuerte. Puede pelear".
"Pero no corre bien" replicó otro perro.
"¿De qué sirve un peleador si no puede correr?
No atraparía a nadie".
Entonces otro perro se puso de pie:
"Propongo al galgo, porque corre muy bien".
Pero los demás gritaron:
"¡Noo! Sí, puede correr, pero no sabe pelear.
Cuando atrape a alguien, ¿qué va a pasar?
Le van a partir el hocico. Eso es. Para lo único que de veras sirve es para echarse a correr".
Un pequeño y feo callejero se puso a dar de saltos y dijo:
"Propongo para presidente a ese perro de allá que le huele tan bien abajo de la cola".
Inmediatamente saltó otro callejero igualmente feo y proclamó:
"Apoyo esa candidatura".
Todos los perros se pusieron, al instante, a olisquear bajo las colas de los demás. Se alzó un coro de voces:
"¡Fúchila! A ése no le huele bien bajo la cola".
"Tampoco a éste".
"Este otro no tiene madera presidencial".
"No, tampoco sirve".
"Y éste no puede ser el elegido del pueblo".
"¡Guácala! Éste no es mi candidato".
La próxima vez que salgas a caminar por ahí, fíjate en cómo los perros olisquean bajo las colas de todos los demás.
Buscan un buen candidato, pero siguen sin encontrarlo.