Antiséptica, antiinflamatoria, calmante o simplemente aromática, la menta común (Mentha spp. L.), que todos podemos cultivar fácilmente en casa aunque dispongamos de poco espacio, es un fabuloso remedio para conseguir un aliento fresco -y bastante más eficaz que cualquier producto en spray que podamos encontrar en una tienda-.
Pero sus efectos beneficiosos no se quedan ahí: la menta puede convertirse en un verdadero aliado dentro del botiquín.
La variedad de mentas que existe es amplísima, ya sea por diferencias de sabor o por la forma en que se cultiva y crece.
Sin embargo, los efectos generales de la menta, a excepción de algunos matices, son comunes en todas las clases de esta planta. Así, por ejemplo, todas contienen mentol, aunque es la menta piperita (Mentha x piperita L.) la que resulta especialmente útil para devolver el frescor a la boca por su contenido de mentol levógiro, con propiedades bacteriostáticas.
Asimismo, cualquier tipo de menta puede ayudarle a combatir las náuseas y los mareos durante los viajes, a mejorar la digestión y a evitar las flatulencias y el estreñimiento pasajero. Además, resulta útil para descongestionar el hígado y tratar las inflamaciones intestinales.
El valor medicinal de esta planta aromática es tal que hemos decidido dedicarle un completo artículo en el próximo número de Plantas & Bienestar. En este ejemplar, que próximamente enviaremos a imprenta, también le explicamos punto por punto cuándo es el mejor momento para plantarla y cómo debe hacerlo.
No queremos que nadie se quede sin esta maravilla en su casa: puede cultivarla de la forma más simple incluso en una pequeña maceta, ¡y le prometo que le ahorrará más de un viaje a la farmacia!
Y si en casa dispone de más espacio, podrá sacar todo el partido a esta planta. Si necesita que crezca en un entorno concreto, con una altura determinada… aprenderá a identificar qué tipo de menta es la que debe elegir para su jardín (de agua, de Gibraltar, corsa, crispada…) y cómo debe cuidarla.
Sólo con que la corte a menudo, pronto conseguirá un manto generoso. Y es que el cultivo de la menta no requiere demasiados cuidados, a excepción de unas condiciones de luz adecuadas que descubrirá al leer el artículo completo.