Caminando con la cabeza erguida, pero sin volver la vista atrás,
ni hacia los lados; es tener la convicción de que suceda lo que suceda,
el objetivo será alcanzado.
Habrá quien piense que tener fe es aventarse a un pozo oscuro,
sin saber lo que le espera allá abajo... pero es exactamente lo contrario.
Quien tiene fe, sí se avienta a un pozo oscuro, pero sabiendo,
a través de los ojos espirituales lo que le espera y,
no duda de ello;
construye su arca con la seguridad de que la lluvia vendrá;
abre los ojos a la promesa, y cierra los oídos
a los que intentan hacerlo desistir con dudas;
anda sobre las aguas y siente la tierra firme bajo los pies;
ve las salidas y continúa caminando por donde otros desistieron.
Tenemos fe cuando contamos con la certeza absoluta
de que no estamos solos. Cuando Sabemos que una Mano nos guía,
Brazos que nos esperan y eso nos reconforta.
Perdemos bendiciones porque en medio del camino,
principalmente si es largo, comenzamos a cuestionar.
No es fácil para nadie mantenerse en posición de fe
cuando todo parece contrario
a lo que se espera.
Si Las personas más próximas a Jesús dudaron.
Pedro comenzó a hundirse al andar sobre las aguas,
todos los discípulos entraron en pánico
por causa de una tempestad,
aún sabiendo al maestro a su lado
y Tomás quiso tocar la herida con sus propias manos.
Así somos, incrédulos, porque somos demasiado materialistas.
Si fuéramos más espirituales nuestra vida sería diferente.
Quien solo cree en aquello que ve,
Y solo experimenta aquello que ve;
Mas quien cree en Dios,
experimenta la diversidad de bendiciones
que Dios coloca a nuestra disposición.
La fe es un ejercicio diario de confianza con Dios...
y es el resultado de la convivencia con Él.
Solo que Dios no es un Dios que se impone.
Cabe a nosotros la búsqueda.
Quien ya tiene fe...planta en desiertos y ve campos floridos.
Quien no la tiene, que la pida, que Dios da con alegría.
(Llego a mi correo)