No es la primera vez que ocurre que un presidente o alto dirigente político remita y haga pública una carta repleta de faltas de ortografía. Le sucedió en su día a la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, cuando se dirigió por carta a 21.000 docentes madrileños para explicarles las bondades de los recortes. En cinco párrafos, la presidenta cometía cuatro faltas de ortografía que repetía en varias ocasiones. Pero en el caso dela misiva del president de la Generalitat, Carles Puigdemont, a Mariano Rajoy, las patadas al diccionario del jefe del Ejecutivo catalán han dado que hablar por la contundencia de su mensaje y el plantón a asistir a la conferencia de Presidentes.
En la carta, de apenas tres párrafos, Puigdemont comete al menos tres errores ortográficos y algunos sintácticos, además del abuso desproporcionado de algunos signos de puntuación, como las comas. La primera falta llega en el segundo párrafo, en la quinta línea del texto, cuando escribe de forma incorrecta el presente de indicativo del verbo ‘remitir’, que es ‘remitimos’ y no ‘remetimos.
La segunda incorrección llega en la siguiente línea, cuando el dirigente cae en el llamado queísmo, es decir, la omisión de una preposición, sobre todo ‘de’, cuando precede a que en oraciones subordinadas. Puigdemont escribe “(...) es fácil llegar a la conclusión que (...)”, de manera que brilla por su ausencia la preposición ‘de’ para la formulación correcta: “(...) es fácil llegar a la conclusión de que (...)”.
La tercera falta llega en la penúltima línea del tercer párrafo, cuando escribe ‘a parte’, separado, cuando se trataría de un adverbio con el significado de ‘en otro lugar’, ‘por separado’ o ‘al margen’, y por tanto debería escribirse junto: ‘aparte’.