Soy el cantor de América
autóctono y salvaje;
mi vida tiene un alma,
mi canto un ideal.
Mi verso no se mece
colgado de un ramaje
con un vaivén pausado
de hamaca tropical...
Cuando me siento Inca,
le rindo un vasallaje al
sol, que me da el cetro
de su poder real;
Cuando me siento hispano
y evoco el coloniaje,
parecen mis estrofas
trompetas de cristal.
Mi fantasìa viene de
un abolengo moro:
los andes son de plata,
pero el León de Oro;
Y las dos castas fundo
con èpico fragor.
La sangre es española
e incaico es el latido;
¡Y de no ser poeta,
quizás yo hubiese sido
un blanco aventurero
o un indio emperador!
JOSE SANTOS CHOCANO