Mi vida es un viaje espiritual que comenzó mucho antes de mi nacimiento. Estoy en un eterno viaje espiritual que me lleva más profundamente a la conciencia de la presencia de Dios, a una conciencia de unidad. Dios siempre me acompaña.
El salmista pregunta: “¿Dónde puedo esconderme de tu espíritu? ¿Cómo podría huir de tu presencia?” No importa cuán lejos piense que me haya desviado de mi camino, una conciencia de Dios siempre está tan cerca como un pensamiento.
Cuando me he sentido estancado o hasta perdido en mi viaje espiritual, pensar en Dios me ha ayudado a encontrar mi camino de nuevo. Al continuar mi viaje espiritual, voy con Dios, porque dondequiera que esté, ¡Dios está!