cuando los días pierdan su color
y las cosas no tengan más sabor
que el sabor de la miel amarga y agria...
Cuando parezca que ya nunca amanece.
Y aparente la luna no existir
y las estrellas ya no tengan brillo
y tengas ganas de desistir...
¡No claudiques tu lucha!
Levántate con ánimo
y aférrate a la vida;
que la vida te ofrece
una mano con fuerzas
que habrá de sostenerte
hasta que seas capaz
de hacerlo por ti mismo...
¡No claudiques!
Que aunque las nubes tapen el sol
por la tormenta,
más allá de las nubes
aún el sol está,
esperando que sople la brisa
de esperanza
que moverá las nubes
para Él poder brillar.
¡No claudiques,
que Dios está contigo...
y yo también!!