Algo en tu habitación -
Escrito por Yasufab Dark
¿Quién puede
asegurar qué fantásticos espectros veremos en el instante de nuestra muerte? La
habitación carecía de los elementos esenciales para los amantes del terror
clasico. Limpia, pulcra hasta el ridículo. Ella duerme, su mente desconectada de
toda realidad. La noche es apacible, cálida. La luz de la luna se derrama sobre
la pared.
Pero a pesar de lo
prosaico de la situación, lo ominoso se hace presente. Primero una corriente eléctrica recorre la columna de la
niña, algo que no tiene conexión con su mente, algo físico; la sacude en un
espasmo violento que la arranca del sueño. Su cuerpo supo antes que su mente lo
que sucedía, había algo en la habitación. Cubierta con una manta permaneció inmóvil. Su cerebro
buscaba desesperadamente un argumento que contradiga aquel miedo irracional y
absurdo; pero su cuerpo no respondía a este llamado a la sensatez, se obstinaba
en mantener los músculos tensos. Las fosas nasales, dilatadas para inhalar la
mayor cantidad de oxígeno posible, parecían las de un animal
acorralado... "No hay
nadie"... Sus ojos recorrían la
habitación con una velocidad frenética. Su mente racional estaba estancada
repitiendo estúpidamente: "No hay nadie. No. Nadie". Pero esa parte del cerebro
inaccesible para la mente racional estaba determinada a mantenerse alerta. Hizo
un enorme ejercicio de la voluntad para tratar de dominarse, pero fue
inútil. "Enciende la
luz..." Pensó en su padre, quién
ahuyentaba sus infantiles terrores encendiendo la luz del velador, haciéndola
sentir un poco tonta por temer algo que sin duda... "No la enciendas..." Se detuvo en el momento en que su mano se estiraba hacia
el interruptor "Si la enciendes, lo vas
a ver..." Paralizado su cuerpo, sus ojos
se posaron en un rincón de la habitación. Las sombras danzaban alegremente sobre
la pared, en algún lugar de la noche ladraba un perro. "Ahí está... en el rincón..." Los segundos se estiraban en una angustia indecible. El
tiempo se convirtió en algo físico, pegajoso. Ella miraba hacia el ángulo de la
habitación. No parpadeaba. En un último y desesperado intento, su yo racional
trató de calmarla. "Ahí no hay nadie.
Son sombras y Luna, nada más". En ese
momento le pareció que el bulto del rincón se movía, acaso captando que se
dudaba de su existencia. El movimiento fué leve, apenas perceptible, pero
innegable. Lo que ella podía entrever desde su posición era una figura, que bien
podía ser humana, de pie en el rincón de la habitación. En este punto algo sorprendente ocurrió en su interior.
El horror no cedió, pero dejó de bloquear los procesos mentales, seguía en
posesión de su cuerpo en tanto la amenaza continuase; pero liberó su consciencia
para que analizara la mejor manera de salir de aquella desesperada situación.
Intentó hablar, pero al principio solo pudo producir un susurro que apenas si
podía oírse a los pies de la cama. _
Marco... Fue consciente de que había
dicho el nombre de su hermano, aunque desconocía porqué a pesar de la enorme
variedad de monstruos conocidos había pensado justamente en su hermano, quién
siempre la había querido... "Pensaste en
él porque está muerto..." _ Marco, ¿eres
tu?_ alcanzó a decir. La figura del
rincón siguió inmóvil durante algunos instantes, luego su cuerpo se inclinó
levemente hacia adelante, sacando el rostro de las tinieblas; la luz de la luna
alcanzó el rostro de la figura, un segundo apenas. Lo suficiente como para que
ella sepa que no era su hermano, sino algo infinitamente peor. Toda resistencia se derrumbó. La figura supuraba un odio
negro e inhumano que era palpable. La habitación se llenó de un hedor
insoportable. Aquello que estaba en el rincón de la habitación dio un paso
adelante. Su boca se contorsionaba en
una mueca que intentaba ser una sonrisa; sus ojos eran pozos negros dónde era
imposible vislumbrar algún rasgo humano. Imposible discutir, imposible razonar
con aquel ser que era más bien una voluntad siniestra; sin pasiones, sin deseos;
sólo odio y espanto. Ella se abandonó y
se hundió en aquellos pozos negros que eran sus ojos. El cuerpo sin vida de la niña fue encontrado a la mañana
siguiente. Sus ojos miraban estúpidamente hacia el rincón de la habitación.
Derrame cerebral, dijeron los médicos. Nadie discutió un argumento tan
razonable. El mundo es misterioso.
Después de todo, ¿quién puede decir qué veremos en el instante de nuestra
muerte?......
Hace
algún tiempo, en un paseo que hice a los bosques de la ciudad de México, íbamos
por la carretera, cuando de pronto el auto en el que viajábamos mi prima Angela
y yo, se paró sin razón, lo habíamos alquilado y nos habían asegurado que todo
estaba bien, por lo que decidimos bajar del auto y pedir ayuda, ya como mujeres
inexpertas que éramos en mecánica, ni siquiera lo intentamos arreglar, teníamos
miedo de estropearlo más de lo que ya estaba.
Nos colocamos las dos en el
arcén de la carretera esperando que algún auto pasara y nos ayudara, era
alrededor de las cinco de la tarde, y como era en el mes de noviembre ya
empezaba a oscurecer, empezamos a sentir miedo e inseguridad, nosotras en plena
carretera y solas.
Pero nuestra suerte cambió en pocos minutos y mi amiga
Angela logró detener un auto, era un joven muy guapo, nos preguntó que pasaba y
nosotros no supimos explicarle exactamente el problema que tenía el auto, el
joven levantó el capó y miró si el auto tenía algún desperfecto, pero como ya
oscurecía y no teníamos ninguna linterna el joven nos sugirió:
- Miren,
vivo cerca de aquí, en una pequeña casa, muy humilde, vivo con mis abuelos, pero
con todo gusto les ofrezco mi casa y mañana bien temprano vamos al pueblo mas
cercano y buscamos ayuda, y si no es algo grave hasta yo les puedo ayudar sin
ningún compromiso..¿que dicen?
Angela y yo nos miramos y pensando que era
peor quedarnos solas en la carretera, aceptamos la propuesta del
joven.
Ocultamos el auto entre unos árboles y nos dirigimos bosque
adentro hacia el hogar del joven, efectivamente no se encontraba lejos de la
carretera, cuando entramos a la casa, estaban una linda pareja de ancianitos
sentados en unas mecedoras de madera, muy callados, la abuela sólo nos sonrió,
nosotras contestamos el saludo y el joven inmediatamente nos llevó a lo que
sería nuestro cuarto.
Al llegar la noche, Angela y yo no podíamos dormir
de tantos ruidos que escuchábamos, decidimos salir para ver que pasaba, y vimos
que el cuarto del joven tenía la luz encendida, y escuchábamos como se aclamaba
desesperadamente a Dios pidiendo repetidas veces perdón...pero no sabíamos por
qué, Angela se acercó al barandal de la escalera y me dijo:
-
¡Mira!...
Estaban bajo nosotras las dos mecedoras que se movían como si
algo o alguien estuviera sentado ahí, meciéndose, no había viento ni nada que
las moviera, las dos nos miramos asustadas y corrimos a nuestra habitación para
encerrarnos, cuando amaneció ninguna de las dos había podido dormir. Cuando
salimos de la habitación había un silencio sepulcral, que hasta daba miedo,
estábamos tan asustadas que decidimos salir de de la casa y buscar el auto, al
fin de cuentas no caminaríamos mucho.
Cuando llegamos al auto, cual seria
la sorpresa, que arrancó a la primera, sin ningún fallo y logramos irnos de ese
misterioso lugar el cual nos causaba miedo.
Llegamos a un restaurante del
primer pueblo que encontramos, teníamos mucha hambre, un policía que se
encontraba sentado cerca de nosotras nos preguntó:
- ¿Es de ustedes ese
auto que esta afuera? - Si.- le respondimos.- ¿Por qué oficial?. - Me
pareció haberlo visto en la orilla de la carretera. _ Ah si, lo que pasa es
que nos quedamos en una casa que esta cerca del lugar, ya que nuestro auto se
paró y no podíamos arrancarlo. _¿Donde dicen que se quedaron? _ En una
casa que esta cerca de allí. _ La única casa que está cerca de allí es la de
los Sres. Sánchez. - ¿Unos que viven con un joven? - Dirán, vivían, hace
tiempo que murieron los abuelos, al parecer cuentan que el joven los mató y
después se suicidó. Se encontraron los cuerpos de los abuelos sin vida sentados
en sus sillas y el joven colgado de su cuarto. - No puede ser oficial, tal
vez sea otra familia la que usted nos dice, porque nosotras estuvimos en esa
casa, y ahí estaban los abuelos y el joven, la abuela hasta nos sonrió y el
joven nos prestó una habitación. - Pues quien sabe muchachas, tal vez esté
equivocado, puede ser alguna otra cabaña del lugar que yo no conozca, pero no lo
creo, este pueblo es muy chico y vivo aquí desde que nací, y créanme, según yo,
la única casa separada del bosque es esa, pero para salir de dudas, ¿por qué no
vamos al lugar donde dicen ustedes que se quedaron a pasar la
noche?.
Decidimos llevar al oficial a la casa, tal vez porque
queríamos escuchar de sus palabras, que efectivamente, se había equivocado y
nosotras nos quedaríamos tranquilas.
Pero cuando llegamos al lugar, el
oficial afirmó que realmente era la casa de los abuelos asesinados y del joven
que se había suicidado. Nosotros le creímos porque la casa ya no estaba igual,
cuando entramos, era una casa totalmente abandonada, sin techo, con telarañas,
ahí estaban las dos sillas solas y del techo de la habitación del joven, aun
colgaba la cuerda con la que había sido ahorcado.
ORALE COMPADRITO JJ.. YA NOS MODERNIZAMOS... JEJEJEJEJE A HACER LA POCIMA PARA SACAR DE VENEZUELA AL INNOMBRABLE, TERMINAR CON LA INSEGURIDAD Y NARCO EN MEXICO Y LOGRAR LA PAZ MUNDIAL.
ORA SI QUE NI CON LA LAMPARA DE ALADINO NI BREBAJES MAGICOS PODEMOS...