Es una bendición saber que cuando me siento desanimado o las circunstancias no son como las prefiero, tengo el poder para cambiar mi actitud. Mi actitud me ayuda a afrontar con entereza y seguridad las demandas del mundo externo.
El milagro de Jesús cuando alimentó a cinco mil personas me inspira. Lo que había para comer era cinco hogazas de pan y dos peces. Jesús “elevó su mirada al cielo”, bendiciendo lo que tenía y dando gracias por ello; y los congregados tuvieron más que suficiente para comer.
Cuando elevo mis ojos, alejando mi mirada de las carencias, sé que siempre tendré suficiente. Declaro mi intención de mantener esta actitud y de vivir con esa conciencia.