Admirar el amanecer y sentir la promesa de un nuevo día me envuelve en alegría. Ver las maravillas de la naturaleza llena mi corazón hasta desbordarlo. Cada vez que empiezo un día con entusiasmo y confianza, me siento listo y alentado.
Comparto mi actitud alegre con quienes me rodean y siento que el ánimo se eleva adondequiera que voy. La dicha es más que diversión. Es una combinación de alegría alentadora y paz serena. En este estado dichoso, mantengo mi enfoque en todo lo bueno en mi vida.
Cuido de que mis pensamientos sean amenos y que mi mente se mantenga asida a la belleza que me rodea. Siento gratitud por todo y por todos. Cuando aprecio mis bendiciones, la dicha me acompaña adonde quiera que voy.