lo sabia demasiada mujer para mi, yo lo sabía, ¡Confundía mis ojos cuando te abrazaban!
lo sabia ¡Confundía mi corazón cuando las más elevadas montañas escalaba! yo lo sabía,
se confundía el suspiro en mi sonrisa el rostro del beso pincelaba!
lo sabia y un temor, un temor de esos que hacen acrobacia con los sueños me movía drásticamente la almohada.
yo lo sabia
La tristeza me embarró sus penas, y ese amor, ese amor, ese amor que adiestraba al eco, me hizo saber que las manecillas del destino son mazos que inculcan lamentos en la garganta cuando la suerte cambia.