La esencia del buen humor es la sensibilidad;
la cálida y tierna simpatía por todos los tipos de existencia.
Cuando aceptamos nuestros defectos,
en lugar de intentar defenderlos, empezamos a reír,
y el mundo ríe con nosotros.
Una persona sin sentido del humor es como una carreta sin amortiguadores:
se ve sacudida por todas las piedras del camino.
Nada borra los pensamientos desagradables con tanta eficacia
como concentrarse en los agradables.
Piensa en eso.
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