DICE UNA ANTIGUA
PLEGARIA HEBREA:
"Que tus despertares te despierten.
Y que al despertarte,
el día que comienza te entusiasme.
Y que jamas se transformen en rutinarios
los rayos del sol que se filtran por tu ventana
en cada nuevo amanecer.
Y que tengas la lucidez de concentrarte
y de rescatar lo más positivo de cada persona
que se cruza en tu camino.
Y que no te olvides de saborear la comida,
detenidamente, aunque solo sea pan y agua.
y de encontrar algún momento en el día,
aunque sea corto y breve, para elevar
tu mirada hacia lo alto
y agradecer por el milagro de la salud,
ese misterio y fantástico equilibrio interno.
Y que logres expresar el amor
que sientes por tus seres queridos.
Y que tus abrazos, abracen.
Y que tus besos, besen.
Y que los atardeceres no dejen de sorprenderte,
y que nunca dejes de maravillarte .
Y que llegues con satisfacción al anochecer
por la tarea realizada durante el día.
Y que tu sueño sea calmo,
reparador y sin sobresaltos.
Y que no confundas tu trabajo con la vida,
ni tampoco el valor de las cosas con su precio.
Y que no te creas más que nadie
porque solo los ignorantes desconocen
que no somos más que polvo y ceniza.
Y que no te olvides, ni por un instante
que cada segundo de la vida es un regalo,
un obsequio y que si fuéramos realmente valientes,
Agradeceríamos , bailaríamos
y cantaríamos de alegría
al tomar conciencia de ello…
Como un pequeñísimo homenaje al misterio
de la vida que nos abraza y nos bendice."
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