Aprender a perdonar es mucho más útil que coger una piedra sin más y arrojarla a la causa de nuestra ira, aunque la provocación sea extrema. En la mayor adversidad es donde reside la mayor capacidad de hacer el bien, a la vez para uno mismo y para los demás. [El Pequeño Libro de Sabiduría del Dalai Lama]
Siempre ha ganado quien sabe amar, soportar y perdonar, no el que mejor lo sabe todo y todo lo enjuicia.
- Herman Hesse
Piensa ahora en personas que te desagraden. Observa, en primer lugar, qué es lo que te desagrada de ellas; estudia sus defectos con imparcialidad y objetividad. Para ello, naturalmente, no puedes hacer uso de "clichés" referidos a ellas: orgulloso, holgazán, egoísta, arrogante... El "cliché" es producto de la pereza mental, porque resulta muy fácil aplicarle a alguien un estereotipo o una "etiqueta". En cambio, es difícil y arriesgado ver a las personas en su singularidad y unicidad.
Debes examinar esos defectos "clínicamente", es decir, debes cerciorarte de tu objetividad. Ten en cuenta la posibilidad de que lo que ves en esas personas como un defecto tal vez no lo sea en absoluto, sino que en realidad puede ser algo hacia lo que tu educación y las circunstancias te han hecho sentir aversión. Si, a pesar de todo, todavía sigues viendo en ello un defecto, trata de comprender que el origen del mismo reside en sus experiencias de la infancia, en sus condicionamientos del pasado, en una defectuosa forma de pensar y de percibir y, sobre todo, en su inconsciencia, no en su malicia. A medida que hagas esto, tu actitud se trocará en amor y perdón, porque examinar, observar y comprender es perdonar.
Después de estudiar los defectos, intenta descubrir las virtudes que atesora esa persona y que el desagrado que sientes hacia ella te han impedido ver hasta ahora. Y, mientras lo haces, observa cualesquiera cambios de actitud o de sentimientos que te sobrevengan, porque la aversión hacia ella ha enturbiado tu visión y te ha impedido ver.
Anthony de Mello
Hay más grandeza y verdadero honor en confesarse culpable si uno lo es, o en perdonar, si se tiene razón; y en todos los casos, en despreciar los insultos que no pueden alcanzarnos.
de El Libro de los Espíritus de Allan Kardec
Las mujeres (y los hombres) tienden a dar por terminados los acontecimientos pasados diciendo "Yo/él/ella/ellos hicieron todo lo que pudieron". Pero el hecho de decir "hicieron lo que pudieron" no equivale a perdonar. Aunque fuera cierta, esta perentoria afirmación excluye la posibilidad de sanar. Es algo así co-
mo aplicar un torniquete por encima de una profunda herida. Dejar el torniquete más allá de un determinado período de tiempo provoca gangrena por falta de circulación. El hecho de reprimir la cólera y el dolor no sirve de nada.
del libro Mujeres que Corren con los Lobos
Mis críticas al otro revisten esta forma:
Si "yo" hubiera dicho o hecho eso
pensaría que "soy" prejuicioso, inmaduro, egoísta.
Una parte de mí desea o podría hacer lo mismo;
por eso condeno esa acción en forma implacable.
Si hubiera comprendido por qué deseo hacerlo
y me hubiera perdonado por ello,
no condenaría a mi semejante de este modo.
Me irrita, porque hay algo en mí que no comprendo o
que aún no he aceptado.
Palabras a mi mismo por Prather Hugh
a)El Resentimiento. La misma palabra nos indica su significado re-sentir , recordar y sentir ahora cosas que ya pasaron en forma continuada día a día. Un resentimiento largamente cultivado, una pena que tuvimos y la recordamos como si fuera hoy, el sentirnos culpables hoy por lo que ya fue, el no perdonar lo que nos hicieron puede carcomer el cuerpo hasta convertirse en la enfermedad que llamamos cáncer.
Se sabe que cuando alguien se queja de mucho dolor generalmente es una persona que carga con mucha culpa. Se a comprobado que al perdonar y renunciar al resentimiento se puede disolver incluso el cáncer (nunca dejar los tratamientos médicos)
Louise Hey
unos corren velozmente
otros caminan;
algunos se arrastran penosamente,
pero todos los que perseveran
alcanzarán la meta.
(El Antiguo Sendero del Buddha)