"Existe evidentemente una conexión entre el pensamiento y la acción: aquél que tiene una idea desea realizarla. Pero el lazo más fuerte se produce entre el sentimiento y la acción. ¿Por qué, cuando sentís amor o cólera, este sentimiento se abre camino inmediatamente hasta el plano físico? Lo queráis o no, hacéis los gestos que le corresponden. Cuando amáis a alguien, os sentís instintivamente impulsados a sonreírle, a acariciarle y a abrazarle. Cuando os sentís irritados contra él, debéis hacer esfuerzos para no fulminarlo con la mirada o darle algunos golpes. Cada sentimiento se manifiesta a través de unos determinados gestos. Y lo inverso es igualmente cierto: esforzaos en tener el aspecto de sentiros maravillados y terminaréis estándolo verdaderamente; si adoptáis el aspecto de estar asqueados, también lo estaréis. Del mismo modo que los sentimientos arrastran necesariamente algunos gestos, los gestos arrastran a los correspondientes sentimientos. He aquí unas leyes de las que debemos ser conscientes para sacar partido en la vida diaria."