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General: “El mundo en nuestras manos”
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De: Evaristo (Mensaje original) |
Enviado: 22/06/2011 14:42 |
PRÓLOGO EXTRAÍDO DEL LIBRO “TU PUEDES CAMBIAR EL MUNDO”
Manual del ciudadano global para lograr un planeta sostenible y sin violencia. Por el Profesor ERVIN LASZLO
“El mundo en nuestras manos” El mensaje de este libro es sencillo. No debemos esperar que el cambio fundamental venga desde «arriba», que provenga de los líderes, electos o designados, de las sociedades contemporáneas, sino que debemos catalizarlo para que venga desde «abajo», desde las personas que viven en esas sociedades. Éste es un objetivo realista, ya que en pocos años las posibilidades de cambio procedentes del pueblo han crecido. Hoy, dichas posibilidades han aumentado gracias a dos desarrollos paralelos: en primer lugar, la necesidad de un cambio fundamental, que es más urgente que nunca y, en segundo lugar, el despegue y la intensificación de la voluntad de cambio entre muchos pueblos del mundo. El cambio se producirá, porque la humanidad no puede continuar como antes. La guerra y el terrorismo son sólo la punta del iceberg, el cuerpo sumergido, pero lo que ahora comienza a emerger cada vez con más fuerza del iceberg, es el estrés creciente, la frustración y el odio generado por el empobrecimiento del medio ambiente que sustenta la vida y el reparto poco equitativo para los trabajadores de nuestro mundo económico y de nuestro sistema social. El cambio se producirá porque debe hacerlo pero, ¿cuándo y cómo sobrevendrá? Pronosticar el momento y la forma del cambio que nos espera no es el reto, ya que el futuro no se puede predecir, debe crearse. El reto que afrontamos es el de crear un futuro positivo. Si actuamos de forma sabia y efectiva, podremos crear un mundo más pacífico y sostenible en sólo unos pocos años. No estamos obligados a continuar viviendo dentro de la crisis y el conflicto. El mundo no necesita permanecer violento y económica, social y ecológicamente insostenible. Podemos progresar hacia la armonía, la cooperación, las comunidades habitables y hacia un sistema de valores que nos alimente y nos sostenga, a nosotros los seres humanos, y a todo lo que vive en la Tierra. Si queremos mejorar el mundo, debemos tener claro qué es lo que va mal en él. Éste es el primer punto de nuestra agenda. Debemos observar los hechos y, afortunadamente, los hechos son conocidos y hablan alto y claro por sí solos. La actual economía globalizada y el actual sistema social han proporcionado un bienestar poco equitativo a unos cuantos y la marginación y la miseria a la mayoría. Posee una producción globalizada, comercio, finanzas y comunicación, pero también se ha creado desempleo a escala nacional y regional, aumentando la diferencia de ingresos, y una degradación progresiva del medioambiente global y local. Los beneficios del crecimiento de la economía, antes un indicador de progreso, cada vez están más concentrados. Mientras el 20% de la población rica se hace cada vez más rica, 1,2 miles de millones de personas están inmersas en la pobreza absoluta, superviviendo con apenas un dólar al día en suburbios urbanos, casuchas y en zonas rurales deprimidas del interior. Estas condiciones son explosivas: alimentan el resentimiento y las revueltas. Cuanto más tiempo la gente abrigue el odio y el deseo de venganza, más difícil les resultará convivir de forma pacífica y cooperativa. Tanto si la causa es el ego herido de una persona o la socavada autoestima de la gente, como si es el deseo de venganza personal o una guerra santa en defensa de la fe, este potencial de violencia está ahí. Conseguir que la paz llene el corazón de las personas es una condición previa para lograr la paz en el mundo. Y la paz interior depende mucho de la creación de unas condiciones más equitativas en este planeta. El mundo de hoy está lleno de problemas. En los países industrializados, la estabilidad laboral es cosa del pasado. En los países pobres, la pobreza se agrava por el hambre, el desempleo y las condiciones de vida degradantes. En 1996, la biosfera de la Tierra tenía 12.600 millones de hectáreas de espacio biológicamente productivo que ocupaba aproximadamente un cuarto de la superficie del planeta. Comprendía 9.400 millones de hectáreas de tierra y 3.200 millones de zonas de pesca. Compartidas de forma equitativa, entre una población de 5.700 millones de individuos, daría una «porción de la Tierra» de 2,18 hectáreas por persona. Ahora, hemos crecido hasta casi los 6.500 millones, pero la productividad biológica de la biosfera continúa siendo la misma. Entonces, la porción de la Tierra que debería corresponder a cada hombre, mujer y niño del planeta debería ser de 2,1 hectáreas, pero la media de la huella ecológica llega a 2,8 hectáreas. La humanidad excede su porción colectiva de Tierra en más de un 30%. Las condiciones iniciales. Las condiciones críticas económicas, sociales y culturales • Incremento de la presión poblacional: la población mundial aumenta en 77 millones de humanos cada año, 97% de ellos en los países pobres. . • Propagación de la pobreza: cerca de dos mil millones de personas viven con menos de dos dólares al día y más de mil millones de ellos en suburbios urbanos en las condiciones más precarias de supervivencia física. . • Aumenta la brecha que separa a los ricos de los pobres así como a las economías ricas de las pobres: el 80% de la población humana sólo representa el 14% del consumo mundial, mientras que el 20% más rico atesora el 86%. Pensamiento responsable Se están extendiendo por todo el mundo nuevas y más precisas formas de pensamiento, pero no es seguro que se extiendan con la suficiente rapidez. Si tú, un ciudadano global responsable, quieres tomar parte en catalizar y promover un movimiento hacia un mundo sostenible y en paz, debes asegurarte de cambiar tu forma de pensar. Comienza contigo mismo. El primer paso es reevaluar tú ética. Pregúntate: ¿Está actualizada mi forma de pensar sobre lo que está bien y lo que está mal? ¿Son las cosas que juzgo buenas e importantes tan verdaderamente importantes y buenas como para luchar por ellas? Una cuestión de ética Lo que consideramos bueno y correcto no puede imponérnoslo nadie, ni los padres, ni un sacerdote, un profesor, jefe o líder político. Debemos decidir cuál es nuestra ética por nosotros mismos. En una sociedad democrática pueden coexistir una gran variedad de opiniones y se pueden perseguir una gran cantidad de metas. Pero existe un límite en nuestra libertad para definir nuestra ética: lo que consideramos que es bueno y justo debe coincidir con lo que es bueno y justo para las comunidades en las que vivimos. Las cinco creencias casi letales 1. La ilusión neolítica es prácticamente letal, ya que si persistimos en la idea de que la naturaleza es infinita e inagotable, acabaremos por conseguir que el planeta sea incapaz de cubrir las necesidades esenciales de la familia humana. 2. El Darwinismo social es el inocente concepto de que la competición desenfrenada es ley en la vida; tanto en la naturaleza como en la sociedad, elimina lo que no es adecuado y asegura la supervivencia de lo adecuado. 3. Fundamentalismo mercantilista en el mundo no equitativo actual, la creencia de que el mercado es la respuesta a cualquier pregunta conduce a la sobreexplotación de los recursos industrial y humanamente válidos del planeta y aumenta la brecha entre ricos y pobres. 4. Consumismo es equiparar la importancia humana con el consumo y posesión de bienes materiales. No es sano ni sostenible y tampoco constituye una causa para admirar o emular. 5. Militarismo es un concepto anticuado porque en el mundo actual ejercer según el principio de ojo por ojo y diente por diente no asegura la paz y la estabilidad; sólo consigue que la gente se quede ciega y desdentada. Solos o en combinación, las creencias que dominan la mente del segmento dominante de la sociedad moderna, son obsoletas y peligrosas. Nos dicen que toda nuestra responsabilidad consiste en satisfacer nuestras necesidades y las demandas de nuestra economía; que el resto de la gente no es asunto nuestro y que podemos hacer lo que nos plazca.”
Profesor Ervin Laszlo INTRODUCCIÓN A la vista de los datos anteriormente expuestos, registrados de un modo magistral por el Profesor Ervin Laszlo, cuesta pensar que este Cosmos en el cual vivimos, nos movemos, y tenemos nuestro Ser, sea la manifestación objetiva, de un estado de conciencia, proveniente de una Inteligencia Superior, al que por comodidad, en occidente, le adjudicamos el nombre de Dios. Si bien somos concientes de la presencia a lo largo de la historia, de seres brillantes portadores de un mensaje de luz y amor, tendiente a la ayuda del desarrollo de la conciencia del ser humano, por otro lado se nos ocurre que dicho mensaje, a la vista de los acontecimientos vividos hasta ahora por la comunidad universal, no ha sido muy de recibo, poco aprendido, y más bien OLVIDADO. Hecho tal, nos impulsa a la búsqueda del SIMBOLISMO que expresó dicha enseñanza, con la aspiración de que en el intento, aportemos un poquito más de luz a las tinieblas que nos están invadiendo. El paso inicial de esta gesta casi imposible de realizar, lo da el reconocimiento de que las cosas no están bien, y de que las tenemos que cambiar, y para ello investigaremos por todos los rincones a los cuales nuestra conciencia nos permita acceder.
EL HILO CONDUCTOR QUE NO DEBEMOS ABANDONAR, ES QUE EL ESCENARIO ACTUAL DE EVOLUCIÓN, ES FRUTO DE LA ETERNA LUCHA POR EL DOMINIO DEL ALMA SOBRE LA PERSONALIDAD, O LA MENTE ABSTRACTA SOBRE LA MENTE CONCRETA, VERDADERA GUERRA QUE SIEMPRE RESCATARON LOS LIBROS SAGRADOS, A TRAVÉS DE SUS LEYENDAS, FÁBULAS, Y TODO TIPO DE COMENTARIO, QUE RESULTARE ÚTIL Y SE ADAPTARE A LOS TIEMPOS EN LOS CUALES FUERA NECESARIO COMPARTIR LAS ENSEÑANZAS RECIBIDAS, DESDE QUE:
“EN EL PRINCIPIO ERA EL VERBO, Y EL VERBO ERA CON DIOS, Y EL VERBO ERA DIOS.”
http://www.unidad-servicio-uruguay.org/librosimbolismolvidado.pdf

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