ASTRONOMIA-ASTROLOGIA
Queremos irnos acercando al tema de la Astrología como ciencia cosmogónica y vehículo de realización. Comenzaremos a tratar esta ciencia, eminentemente simbólica, pues ella constituye uno de los caminos más importantes para el conocimiento espacial y temporal de la realidad en la que estamos inscriptos.
Para ello, pidiendo excusas a muy buena parte de nuestros lectores que tratan con este simbolismo desde hace muchos años, empezaremos con algo tan sencillo como los nombres y signos de los siete planetas tradicionales, asimilados a dioses, y a sus correrías por el espacio celeste, sólo limitado por el cinto zodiacal.
Lo mismo con los nombres y signos zodiacales:
Los siete planetas giran simbólicamente alrededor del Sol, siendo interiores al mismo Venus, Mercurio, Luna y Tierra, y exteriores los más altos: Marte, Júpiter y Saturno.
La palabra Zodíaco, que puede traducirse como 'Rueda de la Vida' (también como Rueda animal), es la secuencia de las doce constelaciones que se encuentran a uno y otro lado de la eclíptica, es decir, del plano curvo imaginario en el cual el Sol recorre en un año la totalidad de la esfera celeste.
En sus recorridos los astros diseñan formas directamente ligadas a la suerte de la Tierra, y de sus habitantes, los hombres, miembros activos del sistema. Estas condiciones nos signan y nos sirven para conocer nuestros límites, marcados primeramente por el lugar y el tiempo de nuestro nacimiento, y a partir de dichos límites podremos optar por lo ilimitado como fundamento de todo orden verdadero.
Desde el comienzo de los tiempos los astros grafican en el cielo una danza contrapuntística y armónica de formas y ritmos computables para el ser humano, el cual, sumido en el caos de un movimiento siempre cambiante, toma esas pautas como más fijas y estables en el transcurrir constante de noches y días que tiende a confundirse en un amorfo sin significado. Estas pautas condicionan su vida, tal cual la cultura en que nacemos, sujeta al devenir histórico y a la determinación geográfica, tampoco ajenos a la sutil influencia de planetas y estrellas. Se trata no sólo de conocer el mapa del cielo como introducción a la comprensión de la Cosmogonía, sino también de considerar la importancia que aquellos tienen en nuestra vida individual y en relación a la integración de ella en el macrocosmos, sin caer en planteos meramente egóticos o simplistas, sino por el contrario con objeto de encontrar en los planetas y el zodíaco puntos de referencia para conciliar las energías anímicas de nuestra personalidad, equilibrándolas de modo tal que el estudio de la Astrología sea un auxiliar precioso del Proceso de Conocimiento (fundamentado en la experiencia que los astros y sus movimientos producen en el ser individual y su existencia) y puedan ser manejadas de acuerdo a las pautas benéficas y maléficas que su propia energía-fuerza dual manifiesta en el conjunto cósmico.
Nota: Utilizaremos los siete planetas tradicionales de la Antigüedad, con exclusión de los modernos Urano, Neptuno y Plutón. Ya hemos dado los símbolos y los nombres, para que el aspirante se familiarice con ellos y los aprenda.
P. Agartha