CABALA
Damos a continuación nuevamente el Arbol de la Vida Sefirótico, al que hemos añadido el nombre de cada una de las sefiroth o "numeraciones", o sea de los diez círculos (esferas en lo volumétrico) o "cifras" que lo componen.
Aunque para fines didácticos lo dividiremos en esferas, planos y columnas, es importante recordar siempre que este Arbol constituye una unidad indisoluble e indivisible y que todas sus partes son aspectos inseparables de esa unidad.
La primera sefirah, Kether (palabra que significa "Corona") es la realidad única, el misterio absoluto, la esencia pura de la que emanan las restantes sefiroth.
La número dos, Hokhmah, la emanación primera, es la Sabiduría divina por la cual la Deidad se conoce a Sí Misma, y permite a todo ser reconocer la Unidad en su interior.
La tercera esfera, Binah, la Inteligencia, es la Gran Madre o Matriz Universal, generadora de todos los mundos y seres, a los que discrimina y forma sólo para devolverlos nuevamente al Uno. Estas primeras tres sefiroth son en realidad una sola: Kether es el Conocimiento, Hokhmah el sujeto que conoce (activo) y Binah el objeto conocido (pasivo).
La cuarta sefirah, Hesed, es la Gracia, el Amor o la Misericordia que se irradia a toda la creación; la quinta (Gueburah o Din) es el Rigor o Juicio divino que niega todo lo que no es el Uno; y Tifereth, la sexta, es la Belleza que entrelaza a todas las sefiroth entre sí.
Netsah, la número siete, la Victoria, es la energía que produce todos los mundos manifestados; y la ocho, Hod, la Gloria, se encarga de reabsorber estos mundos aparentes nuevamente en la Unidad; Yesod, la novena, es el Fundamento que equilibra a las dos anteriores; y finalmente Malkhuth, la número diez, el Reino, constituye el descenso de Kether al mundo material y representa la Omnipresencia e Inmanencia divina en todas las cosas.
Cada una de estas sefiroth tiene una cara oculta y otra visible. Es receptiva con respecto a la anterior y activa en relación a la siguiente.
Es importante hacer notar que en toda sefirah puede verse un Arbol Sefirótico completo, y en cada sefirah de este Arbol otro más, y así hasta lo infinitamente pequeño. Y viceversa, cualquier Arbol por grande que lo imaginemos es sólo una sefirah de otro Arbol mayor, que a su vez es sólo otra sefirah de uno aún mayor, también ad infinitum, como es la estructura del espacio y el tiempo que contiene mundos dentro de mundos y ciclos dentro de ciclos, o sea la de una esfera arquetípica dividida en diez numeraciones (o pequeñas esferas) que se reproducen indefinidamente.
P. Agartha
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