La respiración es la forma que tiene el hombre de conectarse con el universo. Respiración es vida y bien se dice así cuando se habla del hálito vital. Es también la manera en que el universo se comunica con nosotros, de la cual sacamos la energía necesaria para la existencia. La respiración es rítmica, y esto es lo primero que advierte aquél que quiere tomar conciencia de ella. Estos ritmos respiratorios, divididos en dos grandes categorías, se conocen como la aspiración y la expiración. Por la primera, se sabe, el hombre recibe el aliento cósmico. Por la segunda lo devuelve, una vez que ha obtenido por su medio el sustento imprescindible. Desde el punto de vista del macrocosmos o del universo, su expir corresponde a la aspiración del hombre y su aspiración a la expiración de éste. Hombre y mundo, microcosmos y macrocosmos, participan de la sola y única realidad del Verbo. La respiración es, pues, algo trascendente, de lo que es importante tomar conciencia, ya que, como se ve, es un medio poderoso y sencillo al alcance de cualquiera para poder entender en nuestro pequeño espacio, en nuestro laboratorio alquímico, y con nuestras imágenes, las realidades cosmológicas que se reflejan en el ser humano, pues éste ha sido generado con el mismo modelo del cosmos.
Como se ve, este alternarse de los ritmos conforma un ciclo binario igualmente válido para toda creación:
Como puede observarse, estos opuestos se complementan, y no podría ser el uno sin el otro. Por otra parte, es conocido que los ciclos respiratorios están en correspondencia directa con otros del cuerpo humano: la circulación de la sangre (diástole y sístole), y también con la asimilación alimenticia (ingestión y excreción).
Todos estos movimientos naturales, signados por el binario, se manifiestan también en el cuaternario, que los fija, equilibra y armoniza, reflejándolo dos a dos.
P. Agartha