EL SIMBOLO DE LA PIEDRA
Entre los materiales de construcción, el más importante es naturalmente la piedra. Pero ésta, como todo lo que forma parte del Templo, tenía para los constructores de las civilizaciones tradicionales que utilizaron ese material (pues se sabe que con anterioridad a él se edificaba con madera), un sentido simbólico bien preciso, que es el que le da toda su importancia desde el punto de vista sagrado.
La piedra expresa dos aspectos bien distintos. Por un lado, y debido a su tosquedad y aristas, simboliza la naturaleza grosera e imperfecta del hombre profano. Por otro, gracias a su solidez y estabilidad, refleja, más que ninguna otra cosa, la presencia inmutable de Dios en el seno de la Creación. Y esto es precisamente lo que hace que una determinada piedra sea venerada como sagrada. Es el caso de los betilos-oráculos, que eran generalmente aerolitos, o piedras "descendidas del cielo", y asociados por tanto con el rayo y la luz. Añadiremos que "betilo" procede de Beith-El (que significa "Casa de Dios"), nombre dado al lugar donde Jacob reposó su cabeza y tuvo el sueño en el que veía descender y ascender ángeles por una escalera que unía el Cielo y la Tierra. (Esa misma palabra, Beith-El, se convirtió posteriormente en Beith-Lehem, o Belén, la "Casa del Pan", y designó la ciudad en la que debía nacer Cristo, el Verbo descendido en el seno de la substancia terrestre).
De ahí que existieran épocas y culturas donde estaba terminantemente prohibido tallar las piedras destinadas a un culto especial, pues éstas eran consideradas como la expresión misma de la substancia indiferenciada (la materia prima) y virginal de la naturaleza divina. Pero éste no es el caso de los templos que, como las catedrales, necesitan para su solidez piedras completamente talladas a escuadra y pulidas y trabajadas con el martillo y el cincel. La piedra ya no expresará esa virginidad indiferenciada, sino más bien el caos amorfo de lo profano, que necesita ser ordenado por las reglas y métodos del Arte.
Al pulir la piedra bruta, el aprendiz constructor estaba realizando un trabajo y un gesto ritual consigo mismo. La piedra era él mismo, y la transformación de ésta, en piedra tallada y cúbica, simbolizaba la transmutación cualitativa de todo su ser.