Tu felicidad te la haces tú, la creas cada día.
Deja de lamentarte y dedícate a disfrutar cada instante;
lo demás es pura necedad.
* Cambia de chip, deja de quejarte por todo y habla,
siente y vive de todo lo bueno que te ha sucedido en el pasado
y te está sucediendo hoy, aquí y ahora.
* Te faltan muchas cosas y tienes limitaciones;
no centres tu mente en lo que no tienes,
sino en todo lo que posees que es mucho.
* Tener más no es “ser” más ni más feliz;
depende de tu propia actitud.
Sé feliz y haz felices a los demás
* Vive como piensas, sé coherente con tu vida
y haz un inventario de todo lo bueno que has vivido a lo largo de tu vida
y tenlo presente en los peores momentos.
* Cultiva tu mente y tu cuerpo y no pierdas jamás el sentido del humor;
la alegría es el mejor euforizante, tu mejor medicina,
también con tus palabras puedes construir o destruir.
* Vive el presente de cada día.
No permitas que ni el pasado te haga sentir mal ni el futuro te preocupe:
así se lo pones fácil a la felicidad.
* Ponte las gafas inteligentes, las positivas, de sabiduría;
todo será para ti hoy según el cristal de tu mente y de tu corazón.
Por tu bien, decántate por los hábitos saludables
y por el disfrute de lo que tienes y de lo que eres.
* Quiérete, gústate, perdónate, sé feliz y procura que la felicidad no quede sólo en ti;
que se derrame también sobre los demás:
“más feliz que los felices es quien hace a la gente feliz”.
* Cultiva tu espíritu y tu mente y deja la mejor huella a tu paso:
que cualquier persona con la que contactes hoy se sienta contagiada por tu bondad
y de tus ganas de vivir.
* Supera los sentimientos negativos como la rabia, la envidia, la venganza, el odio,
pues el no hacerlo te puede ocasionar enfermedades físicas y psíquicas
y contribuir al envejecimiento prematuro.
Ten claro que el sufrimiento y la adversidad forman parte de la vida
y no te sorprendas de que te visiten de vez en cuando.
Deja a tu paso el mejor recuerdo de ti.